"Llegué al Venezolano de Crédito y no hay efectivo. Me tocó esperar a que llegara, y cuando llegó, se acabó faltando diez personas para mi turno. El límite de retiro era 30 por taquilla. Pasé una hora y media de cola, quizás un poco más”. La escena tiene lugar en una oficina del Este de Caracas. Mario explicaba por qué llegaba tarde tras un intento infructuoso de conseguir efectivo para desplazarse en la ciudad.
La misma historia se repite de diversas formas. Significantes diferentes con un mismo factor en común: una ciudadanía expuesta a la amarga circunstancia de no conseguir papel moneda en medio de una economía hiperinflacionaria, que solo en el mes de febrero se proyectó, según datos de la comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional (AN) en un 80%.
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La principal causa es la escasez de billetes, tanto del nuevo como del viejo cono monetario, lo que trae como consecuencia una ralentización del sistema financiero, ya que afecta las transacciones de los venezolanos, así como su día a día. “Reina” es profesora de Ciencias en un colegio ubicado en el segundo boulevard de Guatire, el Carmen María de Pérez. Señala que debe ir al banco una semana completa para retirar 10 mil bolívares diarios, un monto insuficiente para cubrir sus necesidades diarias, además del transporte.
“Eso no alcanza sino para dos días de pasaje. El problema es que tenemos que perder a veces jornadas laborales -que nos descuentan en el trabajo- ya que no nos dura ni dos días y lo que dan semanal son cincuenta mil bolívares. Aquellos que cobramos pensión, si logramos tener un banco que sea efectivo, nos dan en billetes de cien y el problema es que los choferes tampoco quieren el billete de cien. Para nosotros es caótico. Estamos trabajando por el pasaje, porque la situación no rinde”, explicó.
Antecedentes
El 11 de diciembre del 2016, a través de un decreto presidencial, el presidente Nicolás Maduro ordenó el cese de circulación del billete de 100 bolívares, el más alto del cono monetario para ese momento.
“He dado la orden al ministro Padrino López y al ministro Néstor Reverol de cerrar inmediatamente todas las posibilidades terrestres, aéreas y marítimas para que no regresen esos billetes y en Colombia se queden con su estafa”, señaló el mandatario en una alocución presidencial.
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La medida, impuesta para un periodo de 72 horas, con plazo de 10 días para recolectar el efectivo en todas las entidades bancarias, devengó en la reformulación del cono monetario en los meses posteriores. La nueva familia de billetes comenzaría a circular, según el Ejecutivo, la primera semana de enero de 2017.
“Es muy difícil el tema del efectivo, sobre todo en mi caso porque yo viajo hacia la parte interior del país y las dificultades se me presentan desde el acto de desplazarme, a nivel de Guarenas Guatire, hasta para viajar, por el costo de los pasajes y más aún si tengo que costear mi alimentación” explica José Aguillon, quien también labora en la unidad educativa Carmen María de Pérez.
El docente continúa su explicación, mientras narra la odisea que padece para desplazarse al interior del país. “Para yo poder conseguir el efectivo tengo que buscar una persona que me lo pueda facilitar. Dura aproximadamente una semana y esa persona tiene una entrada particular de efectivo. Tengo que hacer transferencia para tener el dinero real en mis manos. Se me ha dificultado tremendamente, y hasta ahora no he podido viajar”. Continúa diciendo que para generar la cantidad necesaria –generalmente a través de un “avance”- debe pagar un monto adicional por comisión. El porcentaje de las mismas varía de acuerdo a la persona.
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“Hay un porcentaje, que generalmente está a la mitad. Si es amigo te quita un 20 o 30%, pero generalmente la tarifa va hasta 50 o 60%. En lo último pagué un 100%, por 1 millón de bolívares. En total pagué dos millones. Uno que me dieron y otro que cancelé por un 100%. Yo me desplazo hacia Coro, Falcón, desde el terminal La Bandera, y por lo menos ahorita oscila el pasaje en 200, 150 mil bolívares, desde La Bandera hasta el terminal de Coro, y hasta ahí me tengo que desplazar internamente con otros 50 mil bolívares. En total son 500 mil bolívares en ida o venida. Solo se cancela en efectivo”.
Merienda y café por transferencia
Mariela dirige la cantina del colegio Carmen María de Pérez. Su menú va desde tequeñones, empanadas y panquecas, hasta jugos y té frio. Desde hace aproximadamente dos meses Mariela tuvo que adaptarse a los cambios. Ahora los alumnos le cancelan el monto consumido a través de transferencias bancarias.
“Como comprenderás estoy aquí en la cantina, y los alumnos ahora me pagan por transferencia, y el poco efectivo que me traen con eso es que yo más o menos me defiendo; porque no te voy a decir que no me traen efectivo, no es una cantidad grande pero por lo menos diez, veinte o cuarenta diario y con eso más o menos me defiendo”.
Al solicitarle que fuese más explícita, señala lo siguiente: “Lo de las transferencias lo implementé yo hace como dos meses, porque ya los niños, los padres no tenían para darle efectivo. Yo les doy mi número de cuenta y ellos me transfieren semanal o quincenal. Es muy difícil conseguir efectivo”, y no es para menos cuando la razón más obvia es el precio de los puntos de venta: de veinte a ochenta millones, según el banco receptor.
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Para los vendedores informales las circunstancias son más complejas, ya que difícilmente pueden sobrevivir con lo que hacen en un día. Un vendedor de café ambulante, a quien llamaremos “José Ángel” para resguardar su identidad revela a este semanario cómo ha afectado a su venta la escasez de papel moneda.
“Antes vendía seis termos diarios, ahora vendo dos. No me afecta tanto porque todos mis trámites, hasta la pensión son con tarjeta y mis dos hijos son profesionales en ejercicio. Ahorita la mayoría del efectivo se lo doy a mi hija, que está cesante por reposo de maternidad, pero la venta se dificulta. Si viviera de lo que vendo acá me muero de hambre”.
Para este vendedor la opción del pago móvil no es una alternativa debido a los altos índices de inseguridad. “Iba a poner un punto móvil, de esos por teléfono, pero no se puede. El primer malandro que vea a alguien tomándose un café no lo deja pasar del semáforo” expresó.
Diez mil bolívares, panes y vejez
La aguda escasez de efectivo ha permeando en la sociedad afectando principalmente a trabajadores informales, ancianos y estudiantes, que dependen del papel moneda para sus transacciones diarias. Historias tristes –y en algunos casos indignantes- se escuchan a diario, principalmente con referencia a los adultos mayores.
“Esto no me pasó a mí, sino al abuelo de mi novio. Todos los días va al Banco de Venezuela de la avenida Victoria, para retirar diez mil bolívares. Con eso compra dos panes, que es lo que come. Generalmente va con su esposa. El viernes solo pudo retirar cinco mil bolívares, que era el monto máximo que estaban dando. Cada pan cuesta cinco mil. ¿Entonces cómo van a comer?”, dijo Alejandra, otra ciudadana que prefiere no revelar su identidad.
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El profesor José Aguillon retoma su testimonio, finalizando con lo siguiente: “Se me dificulta retirar porque la banca donde me depositan es Bicentenario, y casi nunca tiene efectivo. Entonces solo me queda esperar que alguien me auxilie y yo le hago transferencias”.
Vía: Quinto Día