La historia se repite. El régimen de Nicolás Maduro y la oposición venezolana volverán a explorar una vía de diálogo en México.
El Político
Para ello, las delegaciones ultiman estos días los detalles para comenzar de nuevo una negociación bajo el auspicio de Noruega y el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, reportó DW.
¿Por qué es importante?
Se trata de un nuevo intento de diálogo para abonar el camino para una elección presidencial justa, imparcial, transparente y con garantías.
Además, es el segundo acercamiento que se ensaya en México después de que el año pasado la mesa quedara interrumpida repentinamente tras la extradición a Estados Unidos de Álex Saab, acusado por Washington de ser testaferro de Maduro.
Lo cierto es que la elección de Gustavo Petro como presidente de Colombia ha dado un nuevo dinamismo a la situación de parálisis que se había instalado durante los años en los que ha prevalecido una política de aislamiento internacional hacia Venezuela.
En contexto
En una reunión en París entre Petro, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, el presidente de Argentina, Alberto Fernández, el presidente de la Asamblea de Venezuela, Jorge Rodríguez, y el opositor Gerardo Blyde, se dieron pasos importantes para la reapertura de la Mesa de México, de la cual se había retirado Venezuela hace un año.
Los nuevos aires en la diplomacia internacional son resultado de los esfuerzos de Gustavo Petro por restablecer las relaciones diplomáticas con Venezuela, así como por los esfuerzos para reintroducir al país vecino en algunos esquemas de carácter regional, como el sistema interamericano de Derechos Humanos.
Aunque estas iniciativas tienen un carácter provisional, se han visto contactos entre el Gobierno de Biden, senadores de EE. UU., con el régimen de Nicolás Maduro, que llevaron a la liberación de prisioneros de ambos lados y señalan una apertura para avanzar hacia la distensión de las relaciones bilaterales.
En conclusión
La Casa Blanca y el Departamento de Estado han propiciado el camino diplomático para que el régimen de Nicolás Maduro se siente nuevamente a dialogar.
El clima de flexibilización de las sanciones económicas tras casi cinco años de escalada, las nuevas concesiones a Chevron y el intercambio de dos sobrinos de la esposa de Maduro, Cilia Flores, condenados por narcotráfico por un grupo de estadounidenses presos en Venezuela se enmarcan en ese contexto.
Y la salida de la grave crisis social y política en la que está sumido el país caribeño es una de las prioridades de Estados Unidos en América Latina.
Por su parte, el régimen de Maduro parece ganar mayor agenda internacional, debido a la disolución de facto del Grupo de Lima, que había tratado de establecer como presidente legítimo a Juan Guaidó basándose en su reconocimiento internacional, reportó DW.
Por su parte, Juan Guaidó no logró articular un frente unitario opositor común, ni acaparar el apoyo popular en Venezuela por parte de una población que sigue mostrando signos de agotamiento político ante las dificultades para organizar su supervivencia cotidiana.
Otro elemento a considerar son los esfuerzos de Gustavo Petro. La inversión de capital político del mandatario colombiano en este esfuerzo es muy alto y habrá que ver si Caracas estará dispuesto a honrarlo y aprovechar este momento para presentarse en el ámbito internacional como un actor confiable.
Hasta la fecha, el balance de Maduro en cuanto a su confiabilidad es claramente negativo: no ha mostrado voluntad de asumir compromisos acordados con un nivel responsabilidad aceptable.