Argentina ha sido especialmente afectado por la debacle económica que produjo la pandemia del Covid-19. Este país suramericano entró a la pandemia con una profunda crisis y en 2020 su economía se contrajo 10%, para completar tres años consecutivos de recesión.
El Político
Con la llegada de la pandemia del coronavirus se aceleró la salida de la inversión extranjera, y con ello la caída del valor del peso argentino. Por su parte, aumentaron los costos de importaciones de rubros como comida y fertilizantes, y la inflación se mantiene por encima del 40%, resume The New York Times.
En el país suramericano, más de cuatro de cada diez argentinos están sumidos en la pobreza. La situación obliga a una nueva negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI); institución poco estimada por la población argentina debido a la austeridad presupuestaria impuesta como parte de un paquete de rescate hace dos décadas.
En este momento, con sus finanzas públicas agotadas por la pandemia, Argentina debe acordar un nuevo plazo de repago por los 45.000 millones de dólares en deudas al FMI; las cuales fueron adquiridas en el último fondo otorgado de la institución por 57.000 millones de dólares en 2018. Se espera que se trate de negociaciones complejas.
Acciones del gobierno argentino
El gobierno de Alberto Fernández enfrenta un difícil desafío, especialmente con Cristina Fernández de Kirchner como vicepresidenta; quien exige una postura más combativa con el FMI.
Para los negocios, la administración de Fernández no ha logrado conseguir una estrategia para generar un crecimiento económico sostenido. Durante décadas los gobiernos no han logrado liberar a Argentina del estancamiento y la inflación. En al menos nueve ocasiones el país ha caído en impago de su deuda soberana, por lo que el escepticismo es una constante al limitar la inversión.
De momento y sin un plan claro, el gobierno argentino contaría con una relación más cooperativa con el FMI para tratar de asegurar un trato con la institución; la idea sería evitar al gobierno recortes presupuestarios onerosos que le permita gastar para promover el crecimiento económico.
Política del FMI
En otro momento no serían realistas las posibles pretensiones de Argentina, pues la política del FMI ha obligado a los gobiernos a recortar gastos en medio de crisis; limitando el crecimiento económico y castigando a los que dependen del alivio público.
Sin embargo, el organismo con Kristalina Georgieva al mando ha moderado su política de disciplina fiscal. La recomendación de la presidenta del FMI para los gobiernos durante la pandemia ha sido gravar la riqueza para financiar los costos, medida que Argentina adoptó a finales del año pasado.
El gobierno argentino actúa bajo la suposición de que puede lograr un acuerdo con el FMI que le permita al país posponer de manera significativa sus deudas. Esto le brindará alivio de los pagos pendientes (3.800 millones de dólares este año y más de 18.000 el próximo) sin requerimientos estrictos de recortar el gasto.
Principales problemas
El problema más complejo en Argentina es la inflación, una realidad que afecta a negocios y hogares. Además se suma a las presiones de los pobres a través de precios más altos de los alimentos.
Elevar las tasas de interés para contener la inflación, como se hace en las principales economías, no es una opción en Argentina; ya que esta medida frena el crecimiento económico, propuesta nada sostenible en el país suramericano, donde el banco central ya mantiene las tasas de interés en un alto nivel del 38%.
Las decisiones del gobierno actual apuntan a presionar a los sindicatos para que acepten aumentos salariales insuficientes; la premisa es que cheques de pago más pequeños rendirán más si se puede controlar la inflación. La administración de Fernández también ha impuesto controles de precios a los alimentos; al tiempo que insta a otras empresas a mantener precios más bajos para sus productos. El gobierno también ha aumentado los impuestos a las exportaciones, lo que enfurece a los ganaderos y agricultores.
Mejoran las perspectivas pero las empresas dudan
Pese a este panorama, las perspectivas del país están mejorando. Se espera que la economía de Argentina se expanda en casi un 7% este año, ya que las exportaciones de soja generan crecimiento; mientras que los altos precios de las materias primas le dan al país una fuente necesaria de divisas.
Sin embargo, muchas empresas argentinas siguen dudando de que la recuperación pueda cobrar impulso; especialmente porque el banco central mantiene altas tasas de interés.