La prensa de los Estados Unidos ya vislumbra escenarios posibles sobre la batalla que habrá en dicho país para sustituir al juez Stephen Breyer en la Corte Suprema.
El Político
Hay que recordar que Breyer se jubiló a sus 83 años de edad luego de servir más de dos décadas en la Corte Suprema de los Estados Unidos.
Ahora bien, como la designación la podría hacer el presidente Joe Biden, a partir de aquí surgen las interrogantes sobre esa posible batalla.
Biden ya comentó en su momento que le gustaría la presencia de una mujer afroamericana en la Corte Suprema, y ya hay varias candidatas.
Reporta Univisión que solo ha habido dos magistrados negros, ambos hombres: Thurgood Marshall, nominado por Lyndon B Johnson y quien sirvió entre 1967 y 1991, y su sucesor en el puesto, Clarence Thomas, propuesto por George W. Bush, quien ejerce el cargo desde 1991.
En teoría, la aprobación del sucesor de Breyer debería ser un proceso sin complicaciones. No hay manera de bloquear la aprobación por mayoría simple de la persona que vaya a nominar Biden. Será la nominación de un presidente demócrata para un proceso de confirmación ante un Senado de (efímera) mayoría de su partido.
Sin embargo, la salida de Breyer, prevista para junio, cuando acabe el actual término de sesiones de la Corte, promete ser una extensión de la batalla de las elecciones en otro campo y su intensidad dependerá de en quien recaiga la nominación que haga la Casa Blanca.
Palabras de un republicano en la sustitución de Breyer
Las palabras del senador republicano Lindsey Graham, quien es miembro del Comité Judicial, dan una idea de la pelea que viene.
“Si todos los demócratas se mantienen unidos, lo cual espero que lo hagan, tendrán el poder de reemplazar al juez Breyer en 2022 sin un voto republicano de apoyo. Las elecciones tienen consecuencias, y eso es más evidente cuando se trata de cubrir vacantes en la Corte Suprema”, escribió Graham en su cuenta Twitter.
La Corte Suprema "desbalanceada" que dejó Trump
La Corte Suprema trata de presentarse por encima del pulso partidista cada vez más radicalizado que se produce en Washington. Sin embargo, después de unas elecciones generales o de Congreso, el proceso de selección y confirmación de un magistrado de la corte se ha convertido en una de las peleas más duras de cuantas se escenifican entre conservadores y liberales.
El alto tribunal no funciona en líneas partidistas. Sin embargo, los postulados a integrarla suelen estar alineados con el presidente que los selecciona, al menos en su filosofía judicial. Independientemente de sus afiliaciones partidistas, los jueces son liberales o conservadores, pero en cuanto a su manera de interpretar la Constitución y las leyes.
Cada sector espera contar con magistrados cercanos a sus posiciones, sobre todo para temas álgidos como derecho al aborto, al porte de armas, los derechos de los estados o los límites del poder del gobierno federal.
La actual corte, modificada en el tiempo de Trump quedó con un desequilibrio de 6 magistrados conservadores frente a 3 liberales. Breyer es uno de estos últimos.