El pasado 15 de marzo se cumplieron 150 años de la constitución de la Sociedad Española de Historia Natural (SEHN).
El Político
A la que, por Real Decreto de 3 de julio de 1903, se le confirió el título de «Real» (RSEHN). Es la sociedad científica privada más antigua de España.
Nació con el objetivo de estudiar la naturaleza, al tiempo que difundir sus investigaciones en una publicación propia (Anales), reportó The Conversation.
A lo largo de su siglo y medio de existencia ha pasado por épocas de mayor y menor relevancia, pero siempre ha mantenido una importante actividad editora que le ha permitido intercambiar sus publicaciones con las instituciones naturalistas de todo el mundo. Su biblioteca, y más especialmente su hemeroteca, es la más completa en revistas científico-naturales del Estado.
Sociedad Española de Historia Natural arrancó en 1871
Fueron catorce los naturalistas que firmaron, con fecha 15 de marzo de 1871, la circular de presentación de la Sociedad.
Entre ellos, el zoólogo Laureano Pérez Arcas –el verdadero promotor–, el botánico Miguel Colmeiro, el geólogo Juan Vilanova y Piera y un muy joven Ignacio Bolívar, que con el paso de los años sería el propulsor por excelencia de la Sociedad.
Desde finales de 1872, y por espacio de trece años, celebró sus sesiones mensuales en la Academia de Medicina.
Temas de tanta actualidad, en aquellos momentos, como el darwinismo y la autenticidad y datación de las pinturas de la cueva de Altamira, estuvieron presentes en muchas de sus reuniones.
Al tiempo, los Anales de la Sociedad Española de Historia Natural empezaron a ser apreciados en todo el mundo.
Personajes de varias profesiones formaron la Sociedad Española de Historia Natural
No solo se asociaron naturalistas, también farmacéuticos, ingenieros y médicos. Entre estos últimos, Santiago Ramón y Cajal. El histólogo, que fue admitido en 1892, comenzó ese mismo año a publicar en los Anales, catorce años antes de obtener el Premio Nobel.
También pertenecieron a la Sociedad otros galardonados con el Nobel, como Severo Ochoa, el ruso Ivan Petrovich Pavlov, el estadounidense Thomas Hunt Morgan y el alemán Adolf Butenandt.
Sin embargo, la entomología ha sido la disciplina más cultivada a lo largo de su historia. Entre sus estudiosos más prolíficos encontramos a Bolívar (ortópteros), Manuel Martínez de la Escalera (coleópteros) y Ricardo García Mercet (himenópteros) entre los españoles; y el francés Eugène Simon entre los extranjeros.
La Sociedad explora África
Con el comienzo del siglo XX la Sociedad dio un decidido impulso al reconocimiento natural de África. En 1905, en su seno se constituyó la Comisión permanente para la exploración del Noroeste de África.
Esta, con el auxilio del Estado, llevó a cabo diversas campañas, en las que por distintos especialistas y en distintos momentos, se estudiaron aquellos territorios.
Los resultados científicos ocuparon cientos de páginas en las publicaciones de la Sociedad y en otras revistas. La Sociedad, incluso, publicó el libro Yebala y el bajo Lucus (1914), donde se narra la expedición que llevaron a cabo varios socios a la parte occidental de Marruecos en 1913. Estas expediciones, además, nutrieron al Museo Nacional de Ciencias Naturales de múltiples ejemplares y de valiosas colecciones.
La actividad de la Sociedad, que durante el primer tercio del siglo XX amplió su oferta editorial con el Boletín, las Memorias, las Conferencias y Reseñas Científicas y con la Revista Española de Biología, se vio muy afectada tras la Guerra Civil.
Varios integrantes marcharon al exilio
Muchos de sus más destacados miembros, con Ignacio Bolívar a la cabeza, marcharon al exilio.
Como la Sociedad tenía su sede en el Museo Nacional de Ciencias Naturales desde 1885, fueron los socios que coincidían en el Museo los que reactivaron su actividad.
Reapareció el Boletín, en aquellos momentos bajo dependencia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Disciplinas como la citología, protozoología, génetica y epidemiología alcanzar mayor presencia en sus páginas.
Actos conmemorativos en 1971
En el año del Centenario, 1971, además de celebrar actos conmemorativos, se impulsaron las gestiones para trasladar la Real Sociedad Española de Historia Natural a la Facultad de Ciencias de la Universidad Complutense de Madrid.
Primero se trasladó la sede, más tarde la biblioteca. Pese a un crecimiento inicial de asistentes a las sesiones mensuales, en 1978 se puso fin a la centenaria reunión mensual.
Sin embargo, se comenzaron a celebrar las reuniones científicas bienales, que se consideró el modelo más adecuado para que los socios pudieran reunirse y exponer sus trabajos científicos.
En la actualidad la Real Sociedad Española de Historia Natural no recibe del Estado las subvenciones que en otros momentos le permitieron llevar a cabo grandes exploraciones científicas y mantener varias publicaciones.
Tampoco influye sobre la Administración como lo hizo en otras épocas. Sin embargo, sigue publicando el Boletín, que inició su andadura en 1901, y la revista Aula, Museo y Colecciones de Ciencias Naturales.