El viernes pasado el gobernador de Florida, Ron DeSantis, anunció que restaurantes y otros sitios nocturnos estaban autorizados a operar “a plenitud”, sin mesas intermedias ni distanciamiento social de otro tipo. No obstante Carlos Giménez, alcalde de Miami-Dade, prefirió mantener el status quo y decretó que “los restaurantes, independientemente del tamaño de sus espacios interiores, seguirán operando al 50% de su capacidad”.
Así que quien firma esta nota y el fotógrafo Mario Nunez, visitamos South Beach a lo largo de Ocean Drive -lugar que suele reunir muchedumbres de turistas y personas buscando fiestas y diversión- para tener una visión cercana de cómo se desenvuelve la reapertura (aunque a medias) en un lugar emblemático del Sur de Florida.
El Político – Fernando Nunez-Noda
El recorrido se inició en la calle 11 y Ocean Drive. Se notaba un movimiento inusual en los últimos meses, cuando South Beach ha sido un fantasma de sí mismo, como tantos lugares turísticos en el mundo. En este caso, vimos obviamente gente local, no ese influjo de turistas de otras zonas de los Estados Unidos y del mundo.
Muchos restaurantes abrieron, incluso algunos como el de la foto de arriba aprovecharon la calle, cerrada al tráfico vehicular, para extender sus predios. Aunque no estaban a "full capacity", muchos no respetaron el distanciamiento social que requiere el 50% de capacidad decretado por el Alcalde Giménez. Otros sí.
El ambiente era de regocijo en recuperación, de tertulia pública después de tanto tiempo. Los mesoneros con tapabocas volvían a lo suyo y los comensales, sin tapabocas, también a lo que les corresponde: hablar y comer (cosas para los que los tapabocas no tienen uso ¿no?).
Por supuesto que la calle se llenó de más alegría, del deseo de celebrar, de pasear y de bailar en pleno Ocean Drive, sin automóviles. ¿Será permanente la normalidad? ¿O la "nueva normalidad"? ¿O tendremos que esperar y no ser demasiado optimistas? Le preguntamos a la chica de la foto y nos dijo: "No way!", a la pregunta de si volvería el confinamiento. Y muchos en el bulevar parecían compartir el sentimiento.
Por supuesto que el "burlesque" y la vida loca también quisieron mostrarse. Sin eso no hay South Beach. Esta mujer desinhibida y extravagante deleitó a la concurrencia con un baile voluptuoso y casi caricaturesco. La anti diva que le dice: "Bye bye" a los solitarios días de la pandemia. ¿La veremos bailando todos los días de ahora en adelante? El tiempo lo dirá y esperemos que así sea.
De ida pasamos por la sede de la Policía de Miami Beach en 1100 Washington Avenue, una esquina normalmente cruzada por centenares de personas a las 9:15 pm, la hora en que nos fuimos. Pocos automóviles y transeúntes donde en condiciones normales habría cientos de unos y miles de otros.
La "normalidad" pasará forzosamente por una "nueva normalidad", es decir, condicionada por la tasa de contagio y la disponibilidad de una vacuna aprobada por las autoridades federales. Mientras tanto celebraremos los primeros pasos hacia las rutinas de siempre, con la esperanza de que se consoliden y nos dejen un mundo sin covid-19. Que todo vuelva a como era se verá y celebrará en muchos lugares pero, sin duda, en South Beach tendremos fiesta en las calles.