Resulta no menos que sospechoso el reciente silencio del vicepresidente de la República Bolivariana de Venezuela, Tareck El Aissami. Luego de toda la bulla que trascendió a su nombramiento dentro del gabinete Ejecutivo, causa recelo el bajo perfil que ha mantenido el funcionario autodefinido como “radicalmente chavista”.
Amanda Collins/Venezuela al Día
Durante las últimas semanas Venezuela ha vivido un clima convulsionado. La normalidad no ha retornado al país, que cada día está en medio de protestas y por supuesto, resistiendo a la represión del Estado.
Han sido mucho los funcionarios del gobierno chavista los que se han pronunciado en cuanto a la situación actual. Casi a diario salen a la luz comentarios y ataques contra los dirigentes y la población opositora, pero Tareck El Aissami parece abstraído en otros asuntos. ¿Qué está tramando?
Lo cierto es que a medida que pasan los días, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) ha iniciado una nueva fase de la represión, bajo el nombre de Plan Zamora, fase 2, particularmente en el estado Táchira. Luego de eso, ha aumentado drásticamente el número de heridos y asesinados.
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El diputado a la Asamblea Nacional, Ismael García se pronunció la tarde del miércoles en cuanto al atentado a los estudiantes de la UPEL en el núcleo de Maracay y condenó públicamente del hecho a Nicolás Maduro, Vladimir Padrino y a Tareck El Aissami. ¿Casualidad?
La verdadera voz de mando tras la represión
Todos acusan directamente a Diosdado Cabello de girar las órdenes que finalmente cumplen los uniformados de la GNB y la PNB. Sin embargo, una teoría alterna es la que toma fuerzas e involucra directamente al vicepresidente de la nación.
Luego de las sanciones que el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos interpusieran en contra de Tareck El Aissami por sus vinculaciones con el narcotráfico generaron dos cosas. La primera, que el funcionario más nunca se despegara del lado de Nicolás Maduro y saliera en cuanta cadena y alocución, acompañando al primer mandatario nacional. La segunda, que comenzara a tejer bajo perfil su camino para ascender a la presidencia de Venezuela.
Desde su nombramiento como vicepresidente, mucho se rumoró sobre sus aspiraciones presidenciales. Después de todo, el cargo lo convertía inmediatamente en el segundo a cargo ante la eventual falta de Nicolás Maduro.
La situación actual del país hace que esa posibilidad sea más real y la represión sería el medio por el que El Aissami pretende asumir el poder y tomar el control de Venezuela. No en vano han continuado nombrando a sus más allegados en puestos claves del gobierno, como el nuevo ministro para la salud.