En este año, más de cuatro millones de niñas están en riesgo de sufrirla y el costo de prevenirla es de 95 dólares por niña. Hoy es el Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina y sirve para denunciar los efectos de la extirpación total o parcial de tejido de los órganos genitales femeninos, particularmente del clítoris (clitoridectomía), con objeto de eliminar el placer sexual en las mujeres, utilizando como excusa razones culturales, religiosas o cualquier otro motivo no médico.
El Político
Esta práctica está considerada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como una violación de los derechos humanos de las mujeres y de las niñas. En diciembre de 2012 la Asamblea General de la ONU exhortó a los Estados y a la sociedad civil a luchar para lograr su eliminación.
La ONU adoptó esta fecha en referencia al 6 de febrero de 2003, cuando Stella Obasanjo, entonces primera dama de Nigeria y portavoz de la Campaña contra la Mutilación Genital Femenina, hizo una declaración oficial sobre "Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina" en África durante la conferencia organizada por el Comité Inter-Africano en Prácticas Tradicionales que afectan a la Salud de Mujeres e Infancia (IAC).
¿En qué consiste este procedimiento?
La mutilación genital femenina (MGF) comprende todos los procedimientos consistentes en alterar o dañar los órganos genitales femeninos por razones que nada tienen que ver con decisiones médicas.
Puede causar complicaciones de salud a corto y largo plazo, incluido dolor crónico, infecciones, sangrados, mayor riesgo de transmisión del VIH, ansiedad y depresión, complicaciones durante el parto, infecundidad y, en el peor de los casos, la muerte.
Refleja una desigualdad entre los sexos muy arraigada y constituye una forma extrema de discriminación contra mujeres y niñas. Esta práctica viola sus derechos a la salud sexual y reproductiva, la seguridad y la integridad física, el derecho a no ser sometidas a torturas y tratos crueles, inhumanos o degradantes y el derecho a la vida en los casos en que el procedimiento acabe produciendo la muerte.
Hay que acabar con esta práctica
La mutilación genital femenina se practica principalmente en 30 países de África Subsahariana, Asia, y Oriente Medio. Aunque ninguna religión contempla esta práctica como obligatoria, es habitual en muchos grupos devotos como musulmanes, cristianos y animistas.
Sin embargo, se trata de un problema universal y también se practica entre algunas comunidades indígenas de Latinoamérica, como la de Emberá en Colombia. Asimismo, persiste en las poblaciones emigrantes que viven en Europa Occidental, en Norte América, Australia y Nueva Zelanda.
Una revisión sistemática de ocho estudios desarrollados en distintos países africanos concluyó que las leyes y códigos nacionales no son suficientes para acabar con esta práctica. En el mejor de los casos, tienen solo un efecto limitado.
Por otro lado, trabajar con las comunidades puede cambiar su actitud frente a la mutilación genital femenina, pero ello dependerá del diseño del plan, del contexto y de su implementación.
Asimismo, las intervenciones que no consideraron las necesidades de la comunidad o no involucraron a sus líderes religiosos, contaron con abandonos y baja participación. Trabajar con jóvenes pudiera ser una alternativa rentable y eficaz.
Un logro del parlamento italiano
A inicios del siglo XXI la Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó que 130 millones de mujeres en el mundo han sufrido de alguna forma la mutilación genital.
En junio de 2000 la ex Comisaria de Ayuda Humanitaria de la Unión Europea Emma Bonino y un grupo de diputados italianos presentaron al Parlamento Europeo un proyecto de resolución que proponía, entre otras cosas, la concesión de asilo a las mujeres que sufran esa amenaza a su integridad física.
El 29 de noviembre de 2000 se convocó en el Parlamento Europeo el Día Internacional contra la Mutilación Genital Femenina.
En 2002 se celebró una reunión internacional de mujeres en el Parlamento Europeo para debatir contra la mutilación genital femenina. Al finalizar la reunión personalidades de África y de otros lugares del mundo hicieron un llamado abierto a firmar para internacionalizar la lucha y unirse a la campaña Alto a la Mutilación Genital Femenina llevada a cabo por AIDOS (Asociación Italiana de Mujeres por el Desarrollo), TAMWA (Asociación de Periodistas Tanzanas) y No Peace without Justice (No Hay Paz sin Justicia).
Se están haciendo esfuerzos en África y en otras zonas para internacionalizar una campaña que pretende impulsar la conciencia pública sobre el hecho sombrío de que en muchos países las mujeres siguen siendo meros bienes a disposición de la tradición.
Hoy la mayoría de los países africanos, árabes y asiáticos asolados por la tradición de la mutilación genital femenina son, sin embargo, firmantes de los convenios internacionales que condenan esta práctica, en particular la Convención Internacional sobre la Eliminación de la Discriminación contra las Mujeres y la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño.
La mayoría de estos países también respaldan una serie de resoluciones de la ONU que exigen la eliminación de la mutilación. Pero todos estos encomiables esfuerzos no han podido contrarrestar el fenómeno. De modo que la cuestión no son las buenas palabras y promesas públicas, sino garantizar la voluntad política de erradicar la práctica.
En 2007, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y UNICEF pusieron en marcha el “Programa conjunto sobre la mutilación/ablación genital femenina” con el objetivo de lograr que esta práctica sea abandonada cuanto antes.
En 2010, en África, de los 28 países en los que se practicaba, se logró que 19 aprueben leyes de prohibición. Ese año la Organización Mundial de la Salud (OMS), en colaboración con una serie de otros organismos de las Naciones Unidas y organizaciones internacionales, hizo pública una estrategia mundial destinada a impedir que el personal de salud practicase la mutilación genital femenina.
En 2011 se aprobó Convenio del Consejo de Europa sobre prevención y lucha contra la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica, conocido como Convenio de Estambul. El artículo 38 se refiere a la MGF y establece que "Las Partes adoptarán las medidas legislativas o de otro tipo necesarias para tipificarlo como delito, cuando se cometa de modo intencionado".
En 2013 el UNICEF presentó un informe que contenía datos científicos sobre la prevalencia de la mutilación genital femenina en 29 países, sobre las convicciones, actitudes y tendencias que la acompañan y sobre las respuestas programáticas y políticas que se le estaban dando en todo el mundo.
En 2014, la Asamblea General de la ONU adoptó sin voto una resolución para intensificar los esfuerzos para la eliminación de la mutilación genital femenina. En ella, se pide a los Estados que desarrollen, apoyen y cumplan estrategias que prevengan esta práctica, incluyendo la formación de personal médico, trabajadores sociales y líderes locales y religiosos para asegurar que dan unos servicios competentes de apoyo y cuidado a las mujeres y niñas en riesgo de sufrir esta mutilación o que ya la hayan sufrido.
En 2016, el Parlamento Panafricano, el órgano legislativo de la Unión Africana, aprobó la prohibición de la mutilación genital femenina en sus 50 estados miembros. La medida se ha aceptado por el plan de acción firmado por sus 250 diputados y representantes del Fondo para la Población de Naciones Unidas (UNFPA).
Actualmente, el Fondo de Población y el Fondo para la Infancia (Unicef) de las Naciones Unidas llevan a cabo conjuntamente el mayor programa mundial para acelerar la eliminación de la mutilación genital femenina y paliar sus consecuencias. Se centra actualmente en 17 países de África y Oriente Medio y es, además, compatible con las iniciativas regionales y globales.
¿Sabías que…?
Solo en 2020, 4,1 millones de niñas están en riesgo de sufrir mutilación genital femenina, y el costo de prevenirla es de 95 dólares por niña.
En 30 países donde prevalece esta práctica están experimentando un alto crecimiento poblacional. En ellos, al menos el 30% de la población femenina son menores de 15 años.
Los jóvenes de 15 a 19 años en países donde prevalece la MGF apoyan menos la continuación de la práctica que los adultos de 45 a 49 años.
En muchos países donde la mutilación genital es frecuente, las niñas tienen muchas más oportunidades de crecer sin el riesgo de sufrir esta práctica nociva en comparación con sus madres y abuelas.