El presidente electo del Ecuador Lenin Moreno, se enfrentará a nuevos retos una vez que reciba de su compañero Rafael Correa las riendas del país que lo eligió por poco mas de la mitad de los votos, el 51,16% .
Todavía en construcción, el colosal edificio que albergará la futura Plataforma Gubernamental de Gestión Financiera, en el norte de Quito, encarna los retos del nuevo presidente de Ecuador, Lenín Moreno.
Concebida en los últimos años del boom petrolero por el presidente socialista Rafael Correa -para muchos ministro de Economía de facto-, esta megaestructura rectangular que acogerá a más de 3.000 funcionarios de todas las dependencias del área económica del país pudo levantarse gracias a un préstamo chino de casi USD 200 millones.
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Pero se inaugurará, probablemente en los próximos meses, en un contexto económico opuesto al que había en el momento de su concepción, y con un nuevo presidente, un abanderado de las causas sociales sin estudios formales en economía.
"Este edificio es una monstruosidad, una obra desproporcionada, un símbolo de los desequilibrios y de los excesos de Correa", explica a la AFP el economista Alberto Acosta.
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Correa, un economista formado en Estados Unidos y Europa, aprovechó la bonanza para sacar de la pobrezaa a 1,4 millones de personas, duplicar el PIB de 51.000 a 100.000 millones de dólares y modernizar el país, con la construcción de grandes obras de infraestructura, como hidroeléctricas y carreteras.
Pero sus críticos le reprochan no haber ahorrado ni un céntimo y haber dejado un país endeudado (sobre todo con China), con menos facilidad para contraer nueva deuda y con un sobredimensionado aparato estatal.
Ahora, de una manera u otra, el nuevo presidente tendrá que hacer un ajuste para cerrar el déficit fiscal, calculado por el gobierno en entre un 4% o un 5% del PIB.
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"Su reto es adaptar al país al escenario económico actual, poner en orden las finanzas públicas, decidir quién paga las cuentas. O subiendo impuestos o reduciendo el gasto público y el tamaño del estado. Pero ya no podrá comprar tiempo con tanto endeudamiento, como hizo Correa", agregó Acosta.
– "Deuda más barata" –
Aunque tendrá que gobernar con muchos miles de millones de petrodólares menos que su antecesor, Moreno evitó el miércoles referirse a la palabra ajuste y aseguró que el nivel de deuda -del 27% del PIB- es "muy manejable".
Agregó que seguirá endeudándose para cumplir con los USD 2.000 millones de inversión social anual para los más pobres, previstos en su programa.
"Tenemos que buscar deuda más barata y a mejores plazos para liberar un poco de recursos para poder aplicarlos en desarrollo nacional", dijo a corresponsales extranjeros.
La agencia calificadora estadounidense Fitch -que cifra el déficit en 5,5% del PIB y en USD 10.300 millones las necesidades de financiamiento para 2017- advierte que si Moreno se ve obligado a recurrir al Fondo Monetario Internacional y recortar el gasto como parte del programa de esta institución, "podría perder el apoyo de su partido".
Moreno hallará también una economía muy cara para el consumidor y poco competitiva, consecuencia del fortalecimiento del dólar (su moneda desde el 2000), la devaluación de las monedas de los vecinos Colombia y Perú y de las excesivas cargas tributarias, sobre todo arancelarias, impuestas por el gobierno de Correa para evitar la fuga de capitales y proteger la producción nacional.
– Ejercicio de equilibrismo –
Así que, para cumplir la meta de 1,4% de crecimiento para 2017 y dar por superada la crisis, tendrá que hacer ejercicios de equilibrismo.
Si quiere cerrar la brecha fiscal sin reducir en exceso el gasto público y el gasto corriente, algo que generaría malestar entre su sólida base de votantes de las clases más populares, necesita elevar la recaudación tributaria.
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Pero si sube impuestos estará desincentivando todavía más la producción y la inversión, y será difícil reducir el desempleo (5,2%) y el subempleo (19%), una de las mayores preocupaciones de las clases medias y bajas.
"Irá tomando algunas medidas en política fiscal y tributaria de manera paulatina, como reducir las tasas arancelarias, y dará más espacios al sector privado, sin llamarlo privatización, para liberar un estado tan centralizado", explica a la AFP el politólogo Santiago Basabe.
"Pero las medidas más notorias, como la reducción del aparato del estado, las dejará para más adelante, porque se notan más y generan más impacto", agrega.
El presidente electo, que se comprometió a rebajar el IVA del 14% al 12% y a eliminar las salvaguardias arancelarias que encarecieron hasta en un 45% algunos artículos importados, se propone impulsar sectores como el turístico o el de la minería a gran escala para compensar los bajos precios del crudo.
Y desde poderosos gremios del sector agroexportador, como el del banano, el camarón o las flores, le piden impulsar acuerdos comerciales, como el firmado con la Unión Europea (UE) -en vigor desde enero de este año-, para que sus productos puedan entrar en condiciones preferenciales en los principales mercados. AFP