Lenín Moreno, vencedor de las presidenciales ecuatorianas, según los últimos datos oficiales, encarna un nuevo estilo para gobernar, basado en el diálogo y el rechazo a la confrontación, a la que nunca rehuyó el gobernante Rafael Correa, siempre crítico con la oposición, los ricos y el “viejo país”.
Moreno, de 64 años, afirma que seguirá la línea del presidente saliente pero aplicará cambios en el estilo y trabajará en favor de “los más olvidados de entre los olvidados”.
Su rechazo al choque frontal le llevó a desestimar, durante la campaña electoral, propuestas para mantener debates electorales con su contendiente, el opositor Guillermo Lasso, y a ofrecerse, en cambio, para conversaciones e intercambios de ideas en los que dar a conocer las propuestas de gobierno de ambos aspirantes.