El niño quería jugar con su hermano, pero éste no tenía ganas. En eso estaban cuando apareció un auto rojo que pretendía salir del estacionamiento del complejo residencial ubicado en Suining, China. El conductor frenó a centímetros del menor.
Al ver lo ocurrido, apareció la madre, que retó a los niños y los corrió del paso. Pero inmediatamente se desentendió y siguió con lo que estaba haciendo.
Entonces, los hermanos comenzaron a forcejear por un arma de juguete. El mayor se la arrebató al pequeño y se fue. El otro se quedó tirado llorando.
En ese momento regresó el mismo auto rojo. Pero en esa segunda ocasión, frenó demasiado tarde. Increíblemente, nada le ocurrió al niño. Lo sacaron de debajo del vehículo con sólo unos rasguños.
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