De buenas intenciones está empedrado el camino al infierno. Este refrán refleja para muchos la nueva ley firmada por el presidente Joe Biden para intentar contener la inflación en los EEUU.
Mario A. Beroes R./El Político
Biden le dio vida legal a un amplio proyecto conocido como Ley de Reducción de la Inflación, destinado a combatir el aumento de los precios y el cambio climático, así como a establecer mejoras en el sector de la salud.
Considerada una gran victoria para los demócratas, la Ley de Reducción de la Inflación incluye una inversión de 369.000 millones de dólares en políticas climáticas y energéticas.
También incluye 64.000 millones de dólares para extender una póliza bajo la Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio, para reducir los costes de los seguros de salud y un impuesto mínimo corporativo del 15% dirigido a las empresas que ganan más de 1.000 millones de dólares al año.
Reducir el déficit en 10 años
Se espera que el paquete legal recaude 737.000 millones de dólares en ingresos durante la próxima década, la mayor parte proveniente de las reducciones en los precios de los medicamentos para los beneficiarios de Medicare y los aumentos de impuestos a las corporaciones.
Además, aproximadamente 124.000 millones de dólares provendrán de una mayor aplicación del IRS, lo que significa auditorías más duras y frecuentes para las mayores fortunas.
Se proyecta que reducirá el déficit en más de 300.000 millones de dólares en una década. Y es aquí donde entra la pregunta: ¿Lo logrará?
Aprobado por poco
El proyecto de ley fue aprobado apenas por un voto en el Senado de Estados Unidos por 51-50, el pasado 7 de agosto, además sin votos republicanos.
La vicepresidenta Kamala Harris emitió el voto de desempate, dando a los demócratas una victoria.
La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó el proyecto de ley el viernes por un margen de 220-207.