Las opiniones de Eastwood y sus intervenciones en mitines del Partido Republicano le han otorgado su fama como el conservador por excelencia de Hollywood, sin embargo se ha distanciado del Presidente Trump
El Político
El duro del cine, vaquero y policía, siempre exitoso, el legendario personaje cumple noventa años, activo en política, y tambièn en el amor.
Es el hombre que apoyó a Nixon, a Reagan, a los Bush (padre e hijo), a Ross Perot, a John McCain y a Mitt Romney, aunque su aval más polémico fue el que dio Donald Trump en 2016, del que se ha ido alejando al criticar sus maneras hasta el punto de apoyar recientemente al demócrata Mike Bloomberg.
Cuando ha tenido oportunidad, Eastwood siempre se ha definido como moderado: Liberal en algunos asuntos (derechos civiles, matrimonio homosexual y movimiento #MeToo) y conservador en lo referido a la gestión y el gasto.
Con estos criterios que ha mantenido a lo largo de su vida, no es de extrañar su apoyo a Michael Bloomberg, el noveno hombre más rico del mundo que desafió a Trump por la presidencia de EE.UU
a través de un par de modestos actores, uno de ellos David Janssen (luego muy popular por la serie El Fugitivo), encontrara papelitos en el universo cinematográfico de Hollywwod, sin importarle mucho que lo desecharan en un montón de pruebas. Una serie de televisión de la CBS, Rawhide, le proporcionó su primer éxito en 1958, durante un quinquenio. Trabajaba doce horas diarias. Terminaba agotado. Lo echaron o tal vez se fue, y lo indemnizaron. Se quedó en el paro.
clint-eastwood-sondra-locke.jpgCon Sondra Locke | Cordon Press
Fue entonces cuando recibió una llamada para viajar a España. Richard Harrison recomendó al director Sergio Leone que lo contratara. Y Clint Eastwood viajó hasta Almería para rodar la primera de las tres películas con este realizador italiano, que curiosamente, al principio utilizaba el seudónimo de Bob Robertson hasta utilizar el suyo propio cuando impuso su particular modo de filmar historias del Far-West, sólo que en suelo español, dando origen a lo que en su género comenzaría a denominarse el "spaghetti-western". La cinta que iba a titularse "Ray el magnífico" pasaría a conocerse como Por un puñado de dólares. Le seguiría, un año más tarde, La muerte tenía un precio, contando con Eastwood de nuevo. Y, completando esa trilogía, El bueno, el feo y el malo, de 1966, ya con un Clint Eastwood a punto de convertirse en leyenda. Aparecía casi siempre con un cigarrillo entre los labios, por imposición de Leone, cuando Clint no era fumador. Esas tres películas dieron mucho dinero, aunque la crítica en los Estados Unidos fue implacable: no gustó ninguna de ellas y a su protagonista lo pusieron poco menos que como hoja de perejil: con actitud rígida, sin mover apenas un músculo, dicción imperfecta, hablando entre dientes… El caso es que este actor no ha variado mucho con el paso de tanto años su manera de actuar: frío, calculador, inexpresivo… Pero nadie le discute su profesionalidad. Ha ganado un dineral (le calculan una fortuna de 375 millones de dólares), siendo el undécimo actor mejor pagado en una lista de los últimos tiempos en Hollywood. Y ha conseguido en su doble faceta de protagonista y director títulos magníficos, de excelente factura: Los puentes de Madison, Mystic River, Million Dollar Baby, Gran Torino, Sin perdón… Siempre se cuentan anécdotas sobre aquellas películas que tal actor no hizo. En el caso de Eastwood, negóse a sustituir a Sean Connery cuando el galés se hartó de seguir siendo "James Bond".
Clint Eastwood ha repetido su estereotipo de vaquero inalterable y vengador, cuando no el de policía antihéroe Harry Callahan, que interpretó en una secuela de cinco filmes, de los que "Harry el sucio" fue, quizás, el más notable. Ese papel le fue ofrecido a John Wayne, que lo despreció, y a Frank Sinatra, que tampoco accedería a interpretarlo. Y entonces el guión llegó a manos de Clint Eastwood.
Alguna vez hizo comedia, pero estaba claro que lo suyo era pegar tiros, en el Oeste, o en la gran ciudad, portando una "Smith & Wesson", modelo 29. Curiosamente aceptó aparecer en un musical al lado de Lee Marvin, Paint your wagon, título original que al llevarse a la pantalla se conoció como La leyenda de la ciudad sin nombre.
Ha intervenido en setenta y ocho películas, dirigido más de treinta y produciendo otras tantas. Ha compuesto canciones y bandas sonoras para muchas de ellas. En ocasiones se ha resistido a ser doblado en peligrosas escenas de acción. Sus cuentas corrientes están rebosantes de dólares. Ha invertido en diferentes propiedades inmobiliarias: en el pueblecito de Carmel, donde fue alcalde un par de años; en Bel Air, Los Ángeles, cuya casa de estilo español es la que más aprecia y donde pasa largas temporadas; posee también un rancho en Burney, y otras mansiones, la más alejada en la isla de Hawaii.
Ha tenido novias, esposas y amantes, también hijos a quienes no ha querido reconocer, hay que esperar a ver por quien pedirá el voto en las próximas elecciones.
Con información de BBC, libertad digital