La guerra comercial sino-estadounidense, relanzada con el anuncio de nuevos aranceles en Estados Unidos a las importaciones provenientes de China, amenazan con fragilizar aún más la economía del gigante asiático, que comienza a dar signos de desaceleración.
Los aranceles de 25% sobre productos por 50.000 millones de dólares decretados el viernes por el presidente estadounidense, Donald Trump, "amenazan los intereses económicos y la seguridad de China", reconoció el ministerio de Comercio de este país.
Pekín respondió al anuncio de Trump imponiendo aranceles "idénticos" a los impuestos por Estados Unidos, asegurando que "China no quiere una guerra comercial".
El enfrentamiento entre las dos primeras potencias económicas se produce cuando la administración china del presidente Xi Jinping intenta controlar la deuda pública, que representa más del 250% del PIB, lo que ya pesa en el crecimiento económico.
"El conflicto comercial se agrava cuando las dudas sobre las perspectivas económicas de China se refuerzan", dijo Mark Williams, economista de Capital Economics.
China registró en mayo una desaceleración de la producción industrial y una clara caída de las inversiones y el consumo. Las condiciones de acceso al crédito se hicieron más rígidas. Éstos son signos inquietantes para China, que intenta ser menos dependiente que en el pasado del comercio exterior.
China responderá con la misma medida a los aranceles de EE.UU.https://t.co/MDZUcRSxcz pic.twitter.com/sKIVMux7mw
— El Político (@elpoliticonews) June 17, 2018
La expansión de la economía china caería en 2018 a 6,6% y a 6,4% en 2019, una desaceleración sensible en relación al 6,9% de crecimiento de 2017, advirtió en abril el Fondo Monetario Internacional (FMI).
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