El turismo de aventura es un tipo de turismo que implica exploraciones o viajes con una percepción de riesgos, y que potencialmente requiere de destrezas especiales, y de ciertas condiciones físicas. Tampoco es económico y tiene tiempo buscando sus límites
Mario Beroes/El Político
Bajo este concepto, escalar el Monte Everest, descender a volcanes, ir de tripulante en una nave espacial a la estratósfera, acampar en las heladas planicies de la Antártida, o bucear en cuevas inexploradas en la Rivera Maya puede ser catalogado como "turismo de aventura." Actividades todas, que conllevan un riesgo no calculado, además.
Viajar en el Titán: ¿Un riesgo calculado. Por qué?
La experiencia del viaje en el Titán, el sumergible gestionado por la compañía OceanGate Expeditions y que hoy convoca un operativo de búsqueda y salvamento internacional en las profundidades del Atlántico Norte de cinco tripulantes, entre turistas y el personal de cabina, viene a ser la muestra de un turismo de riesgo, más que de aventura.
Ya se sabe que Ocean Gate, la empresa que promociona "la aventura de descender a observar los restos del Titanic", le informa a los pasajeros que "este buque experimental no ha sido aprobado ni certificado por ningún organismo regulador y podría provocar lesiones físicas, traumas emocionales o la muerte".
Pese a esos avisos, no han sido pocos los millonarios que han pagado los cerca de 250.000 dólares del pasaje para poder vivir la experiencia y la gran aventura, pero sin evaluar los riesgos.
En noviembre de 2022, el periodista David Pogue, del medio estadounidense CBS, publicaba la crónica del que había sido su viaje en el sumergible. Titanic: Visiting the most famous shipwreck in the world.
No era un tour más. Pogue enumera cada detalle del viaje y todos sus problemas. Pogue no lo sabía, pero su crónica acabaría siendo un prefacio de uno de los incidentes más llamativos de los últimos años y un ejemplo de la locura que vive el mundo del turismo de ultrarricos.
La versión de OceanGate
Stockton Rush, director general de OceanGate, no toma en consideración al tipo de clientes que optaban por sumarse a "sus misiones", como él mismo las llama.
"Tenemos clientes que son entusiastas del Titanic, a los que nos referimos como titaniacs. Hemos tenido personas que han hipotecado su casa para venir a hacer el viaje. Y tenemos personas que no se lo piensan dos veces antes de hacer un viaje de este costo".
Lo cierto es que este caso es difícil de entender si no se encuadra en el crecimiento del turismo de superlujo y cómo las aventuras extremas son "la moda" en esta época.
Ascensos masivos al Everest, con ya varios muertos y heridos; carreras en el desierto, también con su ración de fallecidos, o viajes al espacio, lo cierto es que lo de pagar un dineral por jugarse la vida en una experiencia extrema es normal en este entorno.
Es un negocio que no ha parado de crecer en los últimos años, llegando a mover cifras cercanas a los 4.000 millones al año. Un buen ejemplo de ello es que en 1996 el número de turistas en la Antártida rondaba los 7.000, en 2022 la cifra ya se acercaba a los 80.000.
El Titanic: Una desgracia convertida en espectáculo
Esta experiencia se ha convertido en el sueño húmedo de todo aventurero con dinero. Observar lo que queda de la mayor tragedia naviera en la historia es algo macabro, pero para el turismo de aventura el viaje al Titanic acaba de aparecer como un nuevo objetivo.
El tour del Titanic se colocó como la superación de la última barrera. Pese a lo espectacular de los viajes espaciales, lo cierto es que hay muchos menos humanos que conozcan el fondo marino que el espacio, y eso es algo demasiado atractivo.
OceanGate es la empresa que ha liderado esta nueva experiencia, empezando con los viajes en 2021. Otras compañías han intentado colarse en un mercado que une experiencia única con visita a uno de los lugares más míticos del planeta.
El cómo se vea el Titanic es algo menor visto lo ocurrido con Titan. Con ventanas minúsculas, un sumergible algo precario y poco espacio, el objetivo es estar allí. Además, que haya todos estos problemas le da un toque extra.
Tecnología obsoleta
A todo lo anterior se une la denuncia de que la tecnología utilizada para ejecutarla no es tan avanzada. De hecho, los reportes aseguran que controlan a Titan con un mando de videojuegos Logitech de casi 20 años.
Las primeras confirmaciones del controlador principal utilizado a bordo del Titan han salido del lugar de Twitter.
En un vídeo subido a la red social se aprecia la forma y los botones del Logitech F710, un mando inalámbrico lanzado en el año 2005 para ordenadores.
Eso sí, parece que OceanGate Expeditions, la compañía detrás de la misión, hizo algunas modificaciones. Entre ellas, se observa que reemplazaron las palancas, las cuales adaptaron específicamente para maniobrar en los restos del Titanic.
Otra cosa que llama la atención, es el hecho de que el sumergible no tenía atado el cable de seguridad que lo asegura al barco. Algo imperdonable
Y’all please watch this. It’s a CBS story that aired a while back about that submarine that is now missing. The creators of that missing submarine are DEEPLY unserious. pic.twitter.com/B6JriITyZj
— Marie, MSN, APRN, FNP-C (@FnpMarieOH) June 19, 2023
El control tiene casi veinte años en el mercado, el mando Logitech F710 utilizado para controlar el Titan tiene un coste de 39,99 euros en Amazon. Eso sí, algunos compradores advierten de desconexiones repentinas a la hora de jugar.
Si bien se trata de un dispositivo sólido y económico para jugar, el Logitech F710 es difícilmente un gadget sobre el que quieras depositar tu vida. No obstante, no es inusual que se empleen mandos de videojuegos para controlar tecnología costosa en el mundo real. Además del submarino Titan, un caso sonado es el uso de mandos Xbox por parte del ejército de los Estados Unidos. Después de todo, están diseñados para usarse por largos periodos de tiempo y ofrecer una precisión alta.
Conclusión
Un nuevo tipo de filántropos que generan dudas en la comunidad científica. Mientras hay quien defiende esta forma de mostrar la ciencia e incluso hacerla más atractiva y acercar a las personas con dinero, hay otros tantos que piensan que solo es un paso más en la masificación del turismo y la generalización del ‘turismo de trofeos’.
Por otro lado, están los que piensan que lucrarse de hechos que significan pérdidas humanas o desgracias como fue el hundimiento del Titanic no debe ser; inclusive, hablan de "advertencias", como lo que le pasó al sumergible, al que le quedan menos de 24 horas para ser localizado.
Quizás hay sitios que por la magnitud de la tragedia deben quedar como camposanto; sitios de respeto y reflexión y no pasar a ser lugares de esparcimiento y de lucro.