El reloj marcaba la hora pico de casi las 5:00 de la tarde de este 6 de febrero cuando los semáforos dejaron de alumbrar, los cajeros se oscurecieron, los negocios y casas se quedaron en la penumbra, la radio del kiosquero dejó de sonar y el Metro de Caracas bajó sus santamarías. EFE
Los venezolanos no se esperaban que un apagón se manifestaría de forma sorpresiva y generaría un caos en Caracas, Miranda y Vargas.
Mientras que el ministro para la Energía Eléctrica, Luis Motta Domínguez, anunciaba que la falla eléctrica se trató de un “sabotaje” un mar de gente colmó ciertos sectores de Caracas.
Peligra renovación del CNE antes de presidenciales sin violar Constituciónhttps://t.co/6TdW0eKXQK
— El Político (@elpoliticonews) February 7, 2018
Desde El Marques, Los Dos Caminos, Miranda, Altamira, Chacao hasta Chacaíto y también en Catia y Propatria los caraqueños se apoderaron de las calles tratando de subir a las camionetas que estaban colmadas de punta a punta y otros hicieron uso de sus pies para emprender una larga caminata, con la intención de tratar de llegar a sus hogares. Una situación que no fue diferente en Guarenas, Guatire y Vargas.
Los funcionarios de tránsito buscaban contener el desespero de los conductores de los vehículos que intentaban cruzar las avenidas a pesar de que habían personas en medio de la calle, tratando de pasar al otro lado.
Padres con sus hijos en brazos, cansancio y decepción en las miradas, abuelos con bastones intentando llegar a sus hogares y desesperación se manifestó en las calles.
Esperando a las afueras de una estación
Algunos decidieron esperar a las afueras de las estaciones, que fueron cerradas por el apagón, para poder trasladarse a sus lugares de destino. La gente aguardaba que abrieran sus santamarias. En la espera manifestaban su disconformidad con lo ocurrido y rechazaban al Gobierno de Nicolás Maduro.
“Estamos cansados de pasar trabajo, ¿hasta cuándo?, esto se tiene que acabar y lo peor es que no hay esperanzas”, dijo una mujer de aproximadamente 40 años, que estaba sentada con su hija de 11 años a las afueras de la estación Miranda.
Sin dinero y sin punto de venta
“No puedo agarrar una camionetica porque no tengo efectivo”, decía una joven que caminaba, junto a otro grupo de personas, por Chacao.
La falta de efectivo fue otra de las problemáticas que afectó a los venezolanos este día de apagón, que duró alrededor de tres horas.
Varios optaron por caminar hasta sus destinos o a estaciones que no habían sido cerradas, debido a que no contaban con efectivo para cancelar una camionetica o los camiones improvisados llamados “perreras”, que han incrementado en Venezuela por la falta de transporte público. Otra situación que agravó el problema fue la falta de punto de venta en líneas de taxi y mototaxis, debido a la falla de luz.