Si bien el presidente brasileño, Inácio Lula da Silva, al cumplir la semana pasada sus primeros 100 días de gobierno con el lema “Brasil ha vuelto”, ha dejado enormes dudas sobre el rumbo que tomará la economía interna, donde no existen dudas de lo que pretende el gobernante brasileño es en sus relaciones internacionales.
El Político
La visita de Lula a China y a los Emiratos Árabes Unidos, no solamente le permitieron firmar 20 contratos para ampliar sus negociaciones con el gigante asiático, también asombraron al mundo por dos polémica declaraciones. La de la necesidad de eliminar el dólar y sustituirlo por otra moneda. Y la segunda en la que acusa a Estados Unidos y a la Unión Europea de estar estimulando la guerra en Ucrania.
Desde Abu Dabi dijo que era partidario en crear un “G20 por la paz” en Ucrania con la participación de países de Latinoamérica.
“Ya propuse crear una especie de G20 por la paz. Con la crisis (financiera) de 2008, rápidamente creamos el G20 para intentar salvar la economía; ahora es importante crear otro G20 para acabar con la guerra y establecer la paz”.
“La decisión de la guerra la tomaron dos países. Y ahora lo que estamos tratando de construir es un grupo de países que no tienen nada que ver con la guerra, que no quieren la guerra, que quieren construir la paz en el mundo, para que podamos hablar tanto con Rusia como con Ucrania”, dijo
En su opinión, los presidentes de Rusia y Ucrania, Vladímir Putin y Volodímir Zelenski, “no toman la iniciativa” para conseguir la paz, mientras que “Europa y Estados Unidos acaban contribuyendo a la continuación de esta guerra” mediante el envío de armamento.
Lula ataca al dólar
La veintena de acuerdos firmados en su visita de tres días a China, concluida este viernes 14, responde a innegables intereses económicos, tecnológicos y ambientales de Brasil. Pero se trata de un notable acercamiento a la potencia que Estados Unidos encara con creciente hostilidad.
Durante su visita, Lula atacó duramente el predominio del dólar estadounidense y llamó el grupo Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) a promover el uso de sus monedas nacionales en el comercio internacional y liberarse de la “sumisión a las instituciones financieras», como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
Lo argumentó en un discurso el jueves 13, en Shanghái, durante la asunción de la exmandataria Dilma Rousseff (2011-2016), como presidenta del Nuevo Banco de Desarrollo, el de los Brics.
Por qué es importante
Más allá de su supuesta neutralidad, el Brasil de Lula muestra que la política exterior apuesta a una visión multipolar del mundo que es funcional a países como China y Rusia con regímenes autoritarios y antioccidentales, comprometidas contra Taiwán y Ucrania, respectivamente.
En contexto: China el gran socio
China es el principal socio comercial de Brasil desde 2009, durante la anterior administración de Lula (2003-2010). Representó 26,8 % del total de las exportaciones brasileñas en 2022, lo que corresponde a 89 700 millones de dólares, y 22,3 % de las importaciones, con 60 740 millones de dólares.
Además Pekín le destinó cerca de 70 000 millones de dólares desde 2010, casi mitad del total de sus inversiones en América Latina.
“Brasil fue el país que más se benefició del crecimiento económico chino en los últimos 40 años”, resumió Larissa Wachholz, especialista del Núcleo Asia del Centro Brasileño de Relaciones Internacionales, en entrevista a IPS por teléfono desde Beijing.
La intensificación de los lazos económicos, que debe producir la visita de Lula, con ocho ministros y más de 200 empresarios, atraerá más inversiones en infraestructura, una gran demanda brasileña, y “una excelente cooperación” en la mitigación del cambio climático, un compromiso de ambos países, acotó.
Lo que estamos viendo: La defensa de China
El presidente brasileño, en su larga entrevista en la televisión china,no ahorró elogios a China y su sistema.
“China en el escenario mundial no habla de guerra sino que busca el desarrollo común, invierte en educación. Esto es importante y saludable para el mundo. Es muy saludable.
Estoy satisfecho y contento de que China haga inversiones en África y América Latina. No hay que envidiar a China. Otros países deberían hacer lo que hace China porque así tendremos un mundo mejor.
El mundo necesita una gobernanza global más fuerte. Hay que crearla. China debe ser tenida en cuenta en este nuevo modelo”.
El dato: Ahora los rusos
La visita que acaba de comenzar el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, pero sobre todo las recientes declaraciones del presidente brasileño no dejan lugar a dudas: Lula ha abrazado el eje chino-ruso.
Ha extendido una alfombra roja a un mundo multipolar en el que los dos polos principales son en realidad dos dictaduras: las de Pekín y Moscú.
El pasado mes de marzo, Brasil no firmó la declaración de la ONU que condenaba al régimen de Daniel Ortega en Nicaragua – gran aliado de Putin – por violar los derechos humanos. Entre los firmantes estaban Colombia y Chile.
El dato: Rechazo a Lavrov
La presencia de Lavrov ha sido repudiada por la comunidad ucraniana de Brasil, que planea manifestaciones en la capital, San Pablo, Río de Janeiro y Curitiba.
Los manifestantes piden al gobierno brasileño que deje de defender a Rusia por la guerra en Ucrania con la justificación de querer hacer un llamamiento a la paz.
Algunos de ellos revelaron al sitio de noticias Gazeta do Povo que temen que el próximo paso de Lula sea que las Fuerzas Armadas brasileñas participen en ejercicios militares conjuntos con la Rusia de Putin.
El viaje de Lavrov está lleno de misterio. La prensa brasileña informó de un carguero diplomático de cinco toneladas que viajaba con el ministro tras una escala en Argentina y especuló con la posibilidad de que contuviera armas del equipo de seguridad o material bélico o dinero.
Ciertamente las relaciones económicas con Rusia centradas en los fertilizantes, de cuya importación depende Brasil en el sector del agronegocio, son un punto central en el diálogo con Moscú.
El detalle
Rusia está utilizando a América Latina como su base de apoyo militar y de inteligencia con decenas de espías diseminados por el continente, especialmente en Brasil.
A los países de la región y en general a todos los no alineados, incluido el gigante latinoamericano, para escapar de las sanciones Moscú les está ofreciendo derivados del petróleo a precios inferiores a los del mercado.
Panorama General: Y por si fuera poco, Irán
En esta visión multipolar, por si fuera poco, Lula también está abriendo la puerta a Irán.
Primero permitió que los dos principales buques de guerra iraníes, el Iris Makran y el Iris Dena, hicieran escala en Río de Janeiro durante una semana a finales de febrero. Y ahora ha dado el visto bueno para una nueva ruta de carga de Iran Shipping Lines (IRISL) que navegará entre Teherán, Brasil y Venezuela.
IRISL está sancionada por el gobierno de EEUU desde 2020. Se le acusa de transportar cargamentos militares relacionados con misiles.
IRISL también ha sido acusada de utilizar documentos falsificados para transportar en secreto equipos relacionados con el programa de misiles balísticos de Irán.
En conclusión: Brasil ya no es un aliado
Según Emanuele Ottolenghi, Senior Fellow de la Fundación para la Defensa de las Democracias (Foundation for Defense of Democracies FDD):
“A sólo cuatro meses de su mandato de cuatro años, el presidente Lula ha demostrado su voluntad de desafiar el liderazgo global de EEUU en todos los frentes, permitiendo que buques de guerra iraníes atraquen en Río, abriendo una ruta comercial para cargueros iraníes sancionados por EEUU, negándose a vender armas a Ucrania para defenderse y recibiendo al ministro ruso Lavrov, persiguiendo activamente la sustitución del dólar estadounidense como moneda de comercio y acercándose a China.
¿Qué obtuvo Biden a cambio de la alfombra roja para la visita de Lula a la Casa Blanca en febrero? Absolutamente nada. Brasil ya no es un aliado”.