Para la periodista y analista política venezolana Luz Mely Reyes, la mayoría de los partidos agrupados en la coalición de la oposición de la nación suramericana bajo la denominación de Plataforma Unitaria, acordó participar en las elecciones regionales y municipales que se celebrarán el 21 de noviembre de 2021. Comenta que se trata de la segunda maniobra de cambio del mecanismo que apoya al líder de oposición Juan Guaidó, que hasta hace poco sostuvo la tesis de la abstención. La primera fue sentarse a negociar en Ciudad de México con el gobierno de Nicolás Maduro.
El Político
Reyes, quien cofundó el medio digital independiente venezolano Efecto Cocuyo y de cual es su directora, despliega un amplio trabajo periodístico en The Washington Post sobre el tema electoral venezolano. En su contenido repasa que después de discusiones internas y posturas de rechazo, finalmente la Plataforma Unitaria notificó que el 31 de agosto participará en el proceso comicial. Inscribieron candidaturas después de que el Consejo Nacional Electoral prorrogara dos veces la fecha límite para postular. Pero la discusión sigue para intentar llegar unitariamente al día de las elecciones.
Añade: “Las oposiciones, incluso las más afines entre sí, van divididas a este proceso. Analistas coinciden en que el fraccionamiento dificulta las oportunidades de ganar algunas de las 23 gobernaciones o varias de las 335 alcaldías en disputa. Estimaciones optimistas permiten suponer que los grupos no chavistas tal vez puedan mantener cuatro de las cinco gobernaciones que ganaron originalmente en 2017.
Sin embargo, el triunfo electoral no debería ser el único objetivo de esta participación. Los partidos políticos venezolanos están debilitados. Todo el sistema lo está. El Índice de Estados Frágiles de 2021 ubica a Venezuela en la posición 25 de un total de 179 países. Mientras más cerca del 1, más vulnerable es el país”.
Hecha esta reflexión se pregunta: Entonces, ¿qué sentido tiene participar? Comenta luego que en enero de 2020, el ex candidato presidencial Henrique Capriles advertía que la abstención no era una estrategia lógica para lograr un cambio pacífico. En diciembre de ese año, luego de la elección parlamentaria del día 6 en donde la abstención fue de aproximadamente 70%, Capriles le dijo a BBC Mundo que “el silencio de los venezolanos fue contundente, pero fue un silencio huérfano”.
Participación de oposición en megaelecciones supone un cambio de estrategia CocuyoClaroyRaspao https://t.co/HaT6iiMFWO
— Luz Mely Reyes (@LuzMelyReyes) September 4, 2021
En Venezuela la sociedad se mantiene dividida
Capriles, quien a la sazón era contrario a la tesis de la continuidad administrativa que sostiene el interinato de Guaidó, se quedó solo en su llamado a que la oposición mayoritaria participara en la elección parlamentaria. En su momento la Iglesia católica y otras voces alertaban que la abstención en sí misma no bastaba. Siguiendo esa misma línea, hoy puede decirse que ir a la elección tampoco basta.
Más adelante cita a la analista Carmen Beatriz Fernández, quien en 2016 escribió lo que denominó el “pareto pésimo”. Y que este se refleja en que la sociedad venezolana “está dividida en una proporción 80-20, en dos relaciones fatales: 80% rechaza al gobierno de Maduro y 20% lo apoya. Pero ese 20% que le apoya tiene control de un 80% de las instituciones del país”.
Y que aunque parezca extraordinario, esa proporción se mantiene. Con el agravante de que la oposición ya no está reunida en la exitosa coalición electoral de la Mesa de la Unidad Democrática. Además de que varios de los líderes no creen realmente en la ruta electoral, y que el gobierno de Maduro apenas intenta mantener las formas.
“Hay consenso de que en Venezuela se han probado todas las formas posibles para intentar un cambio político. Pacíficas y violentas. El chavismo ha sobrevivido a todas, incluso a costa de tolerar la violación de derechos humanos, la tortura y el asesinato de disidentes. También se ha probado participar en elecciones y abstenerse. Esta última táctica solo ha permitido menos resistencia a que el madurismo se establezca”, subraya la analista política.
Fuente: The Washington Post