"Es él”, deslizó en las últimas horas uno de los pocos dirigentes que hablan a fondo con Mauricio Macri. Es él: no hay persona más obstinada en el Gobierno en mantener el cuadro tarifario tal como estaba antes del freno judicial que el propio Presidente. Esto ya se ha escrito y se mantiene. Tal vez la novedad sea que hay integrantes de Cambiemos e incluso de la mesa más chica del macrismo que se vienen preguntando por lo bajo si no sería prudente barajar y dar de nuevo. Pero Macri no prevé esa concesión. Y los nervios en la Casa Rosada comienzan a ponerse de punta: no son poco los que piensan que un eventual fallo en contra de la Corte Suprema dejaría muy mal parado al Gobierno. Peor que si se tomara la decisión de anular el tarifazo.
Macri ha desechado cualquier sugerencia en ese sentido. Considera que sería un golpe muy fuerte a la autoridad que debe transmitir un presidente. Ya ha retrocedido en otros temas, ciertamente, pero el primer mandatario dice que esto es distinto y que no existe alternativa. El que plantea otro esquema, piensa, es porque no entiende la gravedad de lo que está pasando en materia energética. No faltan quienes sugieren que a lo mejor Macri sabe algo que el resto no sobre el accionar de los jueces de la Corte.
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La lupa del oficialismo se posa a toda hora sobre los movimientos de Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco, Juan Carlos Maqueda, Horacio Rosatti y Carlos Rosencrantz, quien participará el martes de la primera reunión de acuerdo. Las señales de Lorenzetti –de diálogo frecuente con el Presidente– habrían sido en un principio a favor del incremento tarifario. Rosatti, en cambio, habría expresado dudas (habría propuesto explorar una solución intermedia al conflicto, que es una de las situaciones que más desesperan al Gobierno) y Maqueda mantendría una posición similar. Highton de Nolasco no transmitió demasiado, pero en la cima de la Casa Rosada revelaban que la juezales hizo saber que tiene intenciones de quedarse cinco años más en el puesto, lo que alimentó las especulaciones de que podría votar a favor. Y la conducta de Rosencrantz es un verdadero misterio porque todavía –al menos oficialmente– no tuvo acceso al expediente.
Un escenario posible que trascendió ayer y que se analizaba en los círculos oficialistas es que la Corte Suprema le dé luz verde al incremento de tarifas, pero que a la vez rechace el cobro retroactivo. Es otra panorama temido por Macri. Representaría un agujero financiero: el Ejecutivo dio por hecho que cobraría esa montaña de billetes para destinarla a la obra pública que ya anunció para el segundo semestre.
“¿Nervios? Sí, muchos”, reconocía anoche uno de los ministros más activos. “Pero a la Corte no le va a quedar otra que apoyarnos. Es una potestad del presidente fijar el precio de las tarifas, más en este Gobierno que viene de heredar una situación desastrosa”, confiaba el mismo funcionario.
Con información de El Clarín