Mauricio Macri ha hecho historia. Tan solo lleva seis meses en la presidencia de Argentina, pero al llegar al poder ya cambió el curso del país. Este empresario de 57 años consiguió arrebatar el mando a los partidos tradicionales que monopolizan Argentina desde 1983. Sin embargo, este no es su verdadero mérito.
Con un partido nuevo y una propuesta de diálogo y unión, Macri consiguió que en el país se empiece a respirar, lentamente, un clima alejado de la crispación, la división y la violencia del discurso que dominó el país durante los 12 años de kirchnerismo. Ese clima cercano se respira en la residencia presidencial, más conocida como Quinta de Olivos.
En sus instalaciones elegantes, pero no lujosas, hay cuadros por todos lados, la mayoría contemporáneos. Sus colores hablan más de fútbol que de pintura. «Aquí, en el cuadro de la cancha de Boca», pide posar ante un enorme lienzo azul el presidente, que ahora es de los argentinos, pero que también lo fue de uno de los clubes emblema del país: Boca Juniors.
Antonia, la hija pequeña de Mauricio Macri, aparece por una puerta de la mano de Anita, la secretaria del mandatario. Antonia habla, sonríe y se sube entusiasmada a un coche similar a los carritos de golf. Va en el asiento del acompañante y Anita se apresura a decir lo que todos están pensando: «En cualquier momento termina conduciendo ella». De momento, el que lleva las riendas es su padre. Y no será una tarea fácil. A punto de viajar a Europa para mostrar esa otra cara de Argentina, recibe a ABC y habla de la herencia «K», del populismo latinoamericano y su amenaza para España, y reconoce sus errores con los «papeles de Panamá».
–En su gira europea tiene previsto reunirse con François Hollande, Angela Merkel y Donald Tusk. ¿Cuál es el objetivo de esta intensa agenda?
–En primer lugar, queremos dinamizar un vínculo que ya hemos comenzado entre Mercosur y la Unión Europea. El futuro pasa por construir redes y no levantar paredes. Hay que integrarse, hay que intercambiar, esa es la forma de resolver nuestros problemas de pobreza y exclusión. Y a la vez, espero conseguir con Alemania una corriente de inversiones y de nuevas empresas. Respeto muchísimo la potencia y la capacidad de industria de Alemania, sería un gran aporte.
–¿Cuándo viajará a España?
–No en este viaje, pero el próximo seguro que voy. Tengo muchas ganas de visitar España. Me alegraron muchos los resultados que ha tenido Mariano (Rajoy). Espero que pueda formar gobierno y que continúe la senda de la recuperación. Es de los países a los que mejor le está yendo en Europa.
–¿Le sorprendieron los resultados: el notable aumento de escaños para el Partido Popular respecto a las anteriores elecciones y que el PSOE se mantenga en segundo lugar?
–Después de todo lo que se venía diciendo, sí me sorprendió. Pero muestra también una búsqueda de coherencia de la población española. Frente a todo lo que está pasando, como la salida del Reino Unido de la UE, el Brexit, el Gobierno de Rajoy ha conseguido mostrar solidez y reducir, por ejemplo, los problemas de desempleo.
–¿La imagen de Argentina se ha deteriorado por la gestión del Gobierno de Cristina Fernández?
–Hemos pagado costos por habernos enfrentado a casi todo el planeta, por haber incumplido nuestros compromisos sistemáticamente y por haber alterado las estadísticas internas. Pero el mundo ha entendido que los argentinos decidimos un cambio político fundacional y hoy nos estamos relacionando a partir de la verdad y del valor de la palabra. Eso significa que yo, como presidente, le digo la verdad a los argentinos. Hemos sincerado la economía, las estadísticas. Ese camino nos llevará al progreso. Con el talento argentino y los recursos que tenemos, no tengo la menor duda de que nos va a ir muy bien.
–¿Qué fue lo peor que se encontró al llegar a la presidencia?
–Encontré un Estado devastado, carcomido por la inoperancia y la corrupción. Sin saber cuáles eran las reservas, el porcentaje de inflación, de pobreza, de PIB, las estadísticas de inseguridad, ni siquiera de accidentes de tráfico… Ha costado mucho empezar a construir una herramienta de navegación. Hemos tenido que pilotar un avión sin instrumental.
–Están apareciendo en España fuerzas bastante similares al populismo latinoamericano como Podemos…
–Sí, que han estado financiados por el chavismo y también el kirchnerismo.
–¿Qué puede suponer para Europa y concretamente España la irrupción de partidos que importan ideas populistas de Latinoamérica?
–Es un peso. Hemos visto que los municipios gobernados por ellos no están haciendo las cosas bien. Hay que tener mucho cuidado con estas propuestas de disrupción que no tienen responsabilidad con la gestión. Yo vengo de un partido nuevo que propuso algo diferente para la política. He sido acusado de transgresor, pero la realidad es que la transgresión estuvo en la forma de comunicarnos, de afrontar las situaciones y armar equipo. Siempre quedó claro que nuestro compromiso es ayudar para que la gente viva mejor. No puede darse un cambio para empeorar la situación. Buscamos y dimos resultados en la ciudad (fue jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires) y ahora tenemos la enorme tarea y responsabilidad de hacer lo mismo a nivel nacional. Estamos en ese camino, aunque aún hay poco recorrido.
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