De lograr la reelección en la presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump debe incrementar sus esfuerzos para frenar la expansión que China, Rusia e Irán han experimentado en América Latina, especialmente en Venezuela.
El Político
Así lo advirtió Joseph Humire, quien alertó sobre el hecho de que dichos países han estado asumiendo el control a sabiendas de que la solución al conflicto que la nación suramericana vive, está más allá de sus propias fronteras pues, “la solución de Venezuela ya no está dentro de Venezuela, sino que está fuera de su control”.
“Creo que, dentro de un año, el presidente Trump tendrá que lidiar muy seriamente con la crisis de Venezuela y tendrá que lidiar con ella en una plataforma global y lidiar con ella neutralizando a Irán, Rusia y China y sus actividades a este lado de la carretera. [Se requiere] Básicamente, un renacimiento de la Doctrina Monroe, pero incluso mejorada, lo que yo diría sería la Doctrina Trump”.
Estas fueron parte de las reflexiones surgidas durante el CPAC 2020 en la jornada en que fue abordado “El nuevo eje del mal” en el contexto del temario de “Lo que yace debajo de la superficie: la lucha global por los recursos y el eje del mal socialista del siglo XXI”.
Los exponentes fueron Erielle Davidson, del Centro para Oriente Medio y Derecho Internacional de la Universidad George Mason; Joseph Humire, del Centro para una Sociedad Libre; Kim Kwang-dong, PhD, Autor; bajo la moderación de Gordon Chang.
Partiendo de la tesis que sostiene que, durante la última década, China, Rusia, Irán y Corea del Norte han conformado una coalición para oponerse, no solamente a Estados Unidos y a Occidente, sino al resto del mundo, Joseph Humire advirtió que Venezuela se ha convertido en el mayor desafío para los Estados Unidos, algo que puede constatarse al examinar la Estrategia de Seguridad Nacional de los EE. UU., que se publica anualmente la Casa Blanca, donde se analiza lo que se denomina la era de la Gran Competencia de Poder (GPC).
En este sentido, Humire subraya que la lucha no es únicamente contra las amenazas transnacionales como el terrorismo o el crimen organizado, sino también contra actores estatales que trabajan mancomunadamente con Rusia, China, Corea del Norte, Turquía e Irán. En este contexto, Venezuela —que recibe apoyo continuo de Cuba— es un escenario donde todos estos países están presentes en procura de su desestabilización, tal como lo hicieron con Siria y en donde se accionan armas de guerra asimétrica. “La migración ha sido una especie de arma de guerra, el narcotráfico se ha convertido en un arma de guerra. Utilizan otros elementos que no son tradicionales para poder desestabilizar la región para deslegitimar a los Estados Unidos”, alerta.
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