Las elecciones presidenciales en Colombia tuvieron una primera ronda con el resultado que las últimas encuestas vaticinaron. A saber, el senador Gustavo Petro, candidato de la coalición izquierdista Pacto Histórico, fue el más votado, pero tendrá que medirse con el ocupante del segundo lugar en un balotaje.
Alejandro Armas/El Político
¿Y quién ese ese ocupante? Pues alguien que sorpresivamente subió como la espuma en sondeos de intención de voto a última hora: Rodolfo Hernández, el polémico ex alcalde de Bucaramanga al frente de un movimiento populista de vaga filiación ideológica y sin el respaldo de ninguno de los grandes partidos.
¿Quién tiene mayor oportunidad de ganar? ¿Qué más nos dicen estos comicios históricos? Veamos.
El rechazo como motivación
Petro, otrora miembro de la desmovilizada guerrilla de extrema izquierda M-19, se hizo con 40,32% del escrutinio. Le siguió Hernández, con 28,15%. El tercer puesto fue para Federico "Fico" Gutiérrez, ex alcalde de Medellín apoyado por la alianza de derecha Equipo por Colombia, quien además contaba con el respaldo del uribismo hoy gobernante. Obtuvo, 23,91% del sufragio. Sergio Fajardo, abanderado de Coalición por la Esperanza, de tendencia centroizquierdista, consiguió solo 4,20%.
Como la segunda ronda será en tan solo tres semanas, los reacomodos propios de sistemas electorales de dos vueltas tienen poco margen temporal. Así que Gutiérrez llamó sin dilación a votar por Hernández el 19 de junio. Dejó claro que no lo hace por gran simpatía con Hernández, sino para mantener a Petro fuera de la Casa de Nariño.
Sumados, los votos de Hernández y Gutiérrez superan a los de Petro. No obstante, el espaldarazo oficial de un excluido de la segunda vuelta no implica que todos sus votos pasarán al que respalda en el balotaje. De hecho, a Hernández pudiera costarle heredar el sufragio de quienes prefirieron otras opciones, dada su denuncia airada de todo el estamento político colombiano por "corrupto".
Por otro lado, a juzgar por su desempeño en las encuestas, Petro pareciera haber alcanzado un techo de apoyo. Hernández, en cambio, tiene potencial para seguir creciendo. Sobre todo gracias a todo el electorado que prefiere a cualquiera antes que a Petro, un político que polariza extremadamente.
Puntapié a las elites
Pase lo que pase, Colombia está atravesando una metamorfosis política trascendental. Así como el expresidente Álvaro Uribe sepultó la hegemonía bipartidista centenaria de conservadores y liberales, ahora es el uribismo el que confirma su debacle. Le acompañan otros factores que también ejercieron una influencia considerable en lo que va de siglo XXI.
Por meses se pensó que Gutiérrez sería el rival de Petro en un balotaje. Pero ni el apoyo combinado de las fuerzas conservadoras le bastó. La candidatura de Sergio Fajardo, que en los comicios de 2018 casi llegó a la segunda ronda y se presentó así como una opción prometedora próxima al centro en medio de una creciente polarización, esta vez tuvo un desempeño pobre.
La ciudadanía colombiana expresó así un profundo descontento con sus elites políticas. Los síntomas de ese malestar ya se manifestaron con las protestas y disturbios fuertes que sacudieron al gobierno saliente de Iván Duque. Ahora los votantes decidirán entre un giro a la izquierda sin precedentes en la historia colombiana, y un salto al vacío que representa esa caja de sorpresas llamada "Rodolfo Hernández".
Ese descontento que catapultó la candidatura de Petro ahora pudiera jugarle en contra. Le hubiera sido más fácil competir con "Fico" Gutiérrez por ser el candidato de las viejas elites. Hernández, que tiene poco que ver con aquel mundo, puede disputarle con más potencia el voto de los millones de inconformes.
El único consuelo para el statu quo es la composición fragmentada del Congreso que arrojaron los comicios legislativos de hace unos meses. Ningún grupo es mayoritario. El próximo Presidente de Colombia tendrá que negociar con al menos algunos de los viejos partidos para que su agenda no se estanque.