Más de un año después del comienzo de la invasión de Ucrania por Rusia, no hay indicios de que las hostilidades vayan a parar en el corto plazo. Alentado por contraofensivas que recuperaron territorio, el gobierno en Kiev insiste en que seguirá en pie de guerra hasta que las fuerzas rusas salgan de todo su territorio. Inversamente, el Kremlin no luce dispuesto a retirarse sin al menos alguna ganancia territorial.
Alejandro Armas/El Político
La guerra pudiera volverse un conflicto congelado, con pocos avances para ninguno de los bandos. A menos que uno de ellos esté dispuesto a acometer acciones de mayor impacto, pese a las posibles repercusiones destructivas.
Resulta que, mientras Ucrania prepara una nueva ofensiva primaveral, el Presidente de Rusia, Vladimir Putin, anunció la semana pasada un posible despliegue de armas nucleares en Bielorrusia. Este adelanto activó alarmas en Kiev y produjo críticas entre las democracias aliadas de Ucrania. ¿Hay riesgo de que las armas sean usadas contra el país invadido? Veamos.
Una incógnita deliberada
Realmente, Putin no anunció que colocará armas atómicas en Bielorrusia como hecho consumado. Sí dijo que instalaciones militares de ese país, gobernado por el dictador aliado Alexander Lukashenko, serían preparadas para alojar armamento de esa índole, y que la operación estaría lista hacia el verano.
Las declaraciones no fueron una alocución unilateral, sino parte de una entrevista para una televisora pública rusa. Cuando el entrevistador preguntó directamente a Putin si habría despliegue de armas, el mandatario fue esquivo. Se limitó a señalar a Rusia estaba “haciendo lo mismo que Estados Unidos, cuando comparte sus armas nucleares”. Esto en alusión a la colocación de armas radioactivas estadounidenses en países como Alemania.
Si se interpreta literalmente esta intención de imitar a un rival, Putin estaría confirmando que sí habrá un despliegue en Bielorrusia. Pero la vaguedad del mensaje no permite que esa sea la única interpretación posible.
De todas formas, el gobierno ucraniano pidió una sesión urgente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. También denunció que la medida rusa violaría el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares, del cual Rusia es signataria. Esta acusación no obstante pudiera ser infundada, pues Rusia mantendría el control sobre las armas en suelo extranjero.
El error de la subestimación
La reacción de las democracias occidentales aliadas de Ucrania ha sido una mezcla de repudio y desdén. Voceros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y el gobierno de Estados Unidos señalaron que no ven indicios de que Rusia realmente piense usar armas atómicas en Ucrania. Dicha visión ha sido avalada por especialistas independientes.
Además, los expertos indican que la medida cambiaría poco la situación, puesto que Rusia ya puede alcanzar blancos en Ucrania con sus armas nucleares desde su propio territorio.
Por lo tanto, el consenso parece ser que lo que Putin pretende es intimidar a los aliados de Ucrania, con la expectativa de que restrinjan su apoyo. Eso mediante un recordatorio, esta vez con la posibilidad de acciones tangibles, de que Rusia puede recurrir a su arsenal nuclear.
Sin embargo, cabe recordar que a principios de 2022 muchísimos especialistas descartaron que Rusia invadiría Ucrania. Putin ya demostró cierta disposición a correr riesgos, por lo que no se puede considerar que hay cero probabilidad de que lo vuelva a hacer. Además, las armas que colocaría en Ucrania son del tipo táctico. Es decir, de alcance limitado y habilitadas para uso en situaciones de combate como la que ya hay en Ucrania.