Este mes trascendió una información humillante para los servicios de inteligencia de Estados Unidos. Desde el año pasado se había filtrado un conjunto de documentos secretos sobre el desarrollo de la guerra en Ucrania y otros temas delicados.
Alejandro Armas/El Político
Los papeles fueron obtenidos por un miembro de la Guardia Nacional Aérea de Massachusetts, que los compartió con sus contactos en un grupo de chat virtual en octubre de 2022. Luego pasaron meses circulando en varias plataformas digitales, hasta que las autoridades cayeron en cuenta de lo que estaba pasando.
El resultado es una crisis diplomática por las revelaciones en los documentos, que han causado molestias a importantes aliados de Estados Unidos. Veamos.
Entrando en honduras
Los documentos exponen cuánto se ha involucrado Washington en la guerra en Ucrania, más allá de ser el mayor proveedor de apoyo económico y armas para Kiev. Mostraron, por ejemplo cuán profundo han penetrado los servicios de inteligencia estadounidenses en la planificación militar rusa. Por ejemplo, información sobre sobre ataques rusos por venir, de los cuales se advirtió a Ucrania.
Naturalmente, esto puede poner a las Fuerzas Armadas rusas en sobreaviso para anular el traspaso de información al enemigo. Antes incluso de que el gobierno estadounidense fuera consciente del daño, los documentos ya habían alcanzado canales pro Rusia del servicio de mensajería Telegram.
Según dijeron fuentes del gobierno estadounidense a The New York Times, no hay indicios de que Rusia haya tomado medidas en tal sentido. Pero, si las tomaran, pudieran tardar un poco más en hacerse notar.
Tampoco, dijeron las fuentes, hay señales de que las operaciones sobre el terreno hayan cambiado debido a la filtración. Hay que tener en cuenta que los documentos llevan unos seis meses circulando y la realidad en el campo de batalla puede cambiar rápido, debido a las complejidades de la guerra contemporánea.
El descontento de los amigos
Pero el gran problema seguro para Estados Unidos con esta filtración no radica en su trato con la potencia rival, sino con sus aliados. Porque otra revelación es que Washington ha espiado a los gobiernos de Corea del Sur, Israel e incluso el de Volodimir Zelensky en Ucrania. Aquel en el que asegura haber depositado inmensa confianza, como para brindarle un apoyo inmenso.
Aunque las reacciones públicas en general fueron moderadas, lo más probable es que a puerta cerrada el reclamo de los espiados haya sido más fuerte. Reducirá la confianza entre Estados Unidos y sus socios en materia de seguridad. Y no solamente por saberse estos ahora observados, sino por la filtración en sí misma y la falla en los servicios de resguardo informativo. De paso, no fue el gobierno el que identificó al autor de la filtración, sino una investigación de The New York Times.
No es la primera vez que aliados de Estados Unidos se sienten agraviados por su espionaje. En 2013, las revelaciones del ex funcionario Edward Snowden molestaron a Alemania, Gran Bretaña y Francia, entre otros, por la misma razón.
Pero esta vez, Estados Unidos necesita mucho más la confianza de esos aliados. La necesita para mantener el apoyo a Ucrania. Para contener el ascenso de China como potencia posiblemente agresiva. Y así.