A lo largo de 23 años gobernando Venezuela, el chavismo ha mantenido una regla tácita en la mayoría de los ministerios: nunca dejar a alguien por mucho tiempo al frente. Pero hay excepciones. La Cancillería es una de ellas.
Alejandro Armas/El Político
Generalmente, los ministros de Relaciones Exteriores duran varios años en el cargo. Nicolás Maduro, cuando lo ocupó para Hugo Chávez, estuvo por siete años. Delcy Rodríguez, hoy vicepresidente, por tres.
Por eso, cuando este lunes Maduro anunció varios cambios en su gabinete, no hubiera llamado mucho la atención de no ser por un detalle. El canciller Félix Plasencia estuvo entre los destituidos. Solo duró nueve meses en el cargo. ¿Por qué la brevedad? Veamos.
Aproximación restringida
El contexto de la salida de Plasencia es llamativo. Ocurre justamente cuando el chavismo está redoblando esfuerzos por acabar con su aislamiento con respecto a las democracias de Occidente. El momento parecía propicio. Elecciones en varios países latinoamericanos llevaron al gobierno a personas más tolerantes o hasta amigables hacia el régimen. Más cambios así pudieran estar a la vuelta de la esquina.
Las sanciones internacionales contra Maduro y compañía, y el mencionado aislamiento, no han surtido el efecto deseado. Ello ha motivado que, dentro de los países que impulsaron estas medidas punitivas, algunas voces pongan en duda su pertinencia.
Consciente de ello, fue Maduro quien, según Reuters, pidió la reunión con emisarios de Estados Unidos en marzo. Además, a principios de mayo, la Asamblea Nacional afín a Maduro nombró grupos de diputados con miras a mejorar las relaciones con varias naciones, incluyendo a tres que han presionado por cambios democráticos: Italia, Brasil y Paraguay.
Pero esta aspiración se ha topado con limitantes. El hueso más duro de roer sigue siendo Estados Unidos, cuyo gobierno reafirmó las sanciones como su divisa hasta ver pasos concretos hacia una transición en Venezuela. Esta semana solo alivió un puñado de ellas, en todo caso simbólicas, insistiendo en que espera ver cambios significativos antes de un levantamiento sustancial No ha habido más reuniones como la de marzo.
Es posible que la falta de progreso generara frustraciones que contribuyeron con la destitución de Plasencia. Su reemplazo indica que el régimen mira de nuevo hacia otro lado en busca de amigos.
La conexión rusa
Se trata de Carlos Faría. Al igual que Plasencia, es un nombre relativamente poco conocido para la opinión pública hasta llegar a su cargo actual. Pero a diferencia de su predecesor, no es diplomático de carrera.
Faría es ingeniero y su trayectoria como funcionario público originalmente estuvo vinculada con su profesión. Fue presidente de la estatal Siderúrgica del Orinoco (Sidor) y ministro de Industrias. Pero luego su currículum se vinculó con la diplomacia venezolana para con Rusia. Primero como presidente de la Comisión Mixta de Alto Nivel Rusia-Venezuela. Después, como embajador ante el Kremlin, cargo del que acaba de salir.
Cuando Rusia invadió Ucrania, al poco tiempo se dio la reunión en Caracas con los enviados de Washington Algunos lo interpretaron como señal de que el chavismo enfriaría su alianza tradicional con Rusia para tratar de acercarse a Estados Unidos, a cambio del fin de las sanciones. Si realmente tal cosa estuvo contemplada, el nombramiento de un nuevo canciller muy cercano a Rusia sugiere que ya no es así.
Los dolientes
Hay otra razón por la que la salida de Plasencia del Ministerio de Relaciones Exteriores es tan llamativa. La dupla formada por los hermanos Jorge y Delcy Rodríguez (presidente de la Asamblea Nacional afín a Maduro y vicepresidente de la República, respectivamente) lleva tiempo en ascenso y se ha consolidado como una de las facciones más poderosas en la elite chavista. Pero la destitución de Plasencia en teoría pudiera ser un revés para ellos.
Plasencia siempre ha sido próximo a los Rodríguez. Según Infobae, a Delcy Rodríguez la conoció cuando trabajaron juntos en la Embajada de Venezuela en Londres, durante el segundo gobierno de Rafael Caldera.
Por su parte, Jorge Rodríguez, cuando era alcalde de Caracas, lo nombró director de Relaciones Internacionales de la alcaldía. Y luego lo puso al frente de Fundapatrimonio, ente a cargo de conservar edificios históricos en la ciudad.
Más tarde, cuando Delcy llegó a la Cancillería, designó a Plasencia director de Protocolo en la Casa Amarilla. Así que, a menos que Plasencia vaya para un cargo más alto, lo cual es improbable, el fin de su ministerio pudiera ser considerado como una pérdida de influencia para el dúo Rodríguez.