Antes de ser electo Presidente de Colombia, Gustavo Petro se comprometió a reestablecer relaciones diplomáticas con Venezuela. En efecto, luego de un encuentro entre representantes del régimen de Nicolás Maduro y del venidero gobierno neogranadino, se acordó que la reanudación será el 7 de agosto. Es decir, tan pronto como asuma Petro la presidencia.
Alejandro Armas/El Político
De esa forma, ambos gobiernos volverán a tener vínculos formales luego de tres años de ruptura. Evidentemente, se trata de una situación diplomática excepcional. A ello hay que agregar un contexto delicado de guerrillas colombianas en Venezuela y el persistente éxodo de venezolanos hacia Colombia.
Uno pudiera pensar entonces que para tal misión, Bogotá designaría a un diplomático de renombre, prestigio y amplia trayectoria. Pero Petro, según la prensa colombiana, al parecer escogió a alguien que no se ajusta a tal perfil. Veamos de quién se trata.
Paseante entre ideologías
El designado es Armando Benedetti, quien no tiene experiencia diplomática previa. Su carrera más bien ha estado ligada a los cenáculos parlamentarios, y antes de eso a los medios de comunicación. De acuerdo con una base de datos de la Universidad de los Andes, Benedetti fue coordinador del canal de televisión regional Telecaribe. También estuvo en la redacción del diario El Tiempo, uno de los más importantes de Colombia. Específicamente en la sección de política nacional e internacional.
Su trayectoria como funcionario público electo comenzó en 1998, cuando fue elegido concejal de Bogotá. De esta experiencia local pasó al ámbito nacional en 2002, como miembro de la Cámara de Representantes. Cuatro años más tarde ascendió al Senado, donde ha permanecido desde entonces.
Si bien lleva más de 20 años ocupando curules, no siempre lo ha hecho bajo la misma bandera. De hecho, sus cambios de color ideológico han sido fuertes. Empezó como militante del Partido Liberal, de tendencia más o menos socialdemócrata y por casi 200 años uno de los dos partidos hegemónicos de Colombia. Al poco tiempo de que Benedetti ingresara a las filas liberales, dicho bipartidismo entró en crisis, sacudido por el ascenso de Álvaro Uribe. Tal vez esa haya sido una de las razones por las que Benedetti en 2005 saltó al Partido de la U, que Uribe encabezaba.
Cuando el control de esta organización pasó, al igual que la presidencia de la República, de Uribe a Juan Manuel Santos, el primero y sus fieles fundaron otro partido: el Centro Democrático. Pero Benedetti no los acompañó y permaneció en el Partido de la U. Quien creyera que eso debiera a una lealtad inquebrantable al partido se equivocó. En 2020 Benedetti lo dejó, para ingresar a Colombia Humana, el movimiento de Gustavo Petro. De manera que el senador ha sabido mantenerse cerca del poder, aunque en el proceso camine de un polo a otro.
Problemas legales
Esta camaleónica trayectoria no es lo único notable de Benedetti. También lo son sus roces con la justicia. Aunque ahora haga vida en la izquierda colombiana, durante sus andanzas con el uribismo fue investigado por su supuesta vinculación con el escándalo de la “parapolítica” (vínculos de políticos del entorno de Uribe con paramilitares de derecha). Escándalo que esa misma izquierda en su momento denunció por todo lo alto.
Benedetti también ha sido acusado de complicidad con las tramas corruptas de la constructora brasileña Odebrecht en Colombia. El senador respondió a los señalamientos alegando que son un “plan macabro” de la Fiscalía para relacionarlo indebidamente con esos negocios turbios.
Curiosamente, el país al que Petro planea destinar a Benedetti es el que más escándalos de corrupción de Odebrecht acumula. Venezuela está, paradójicamente, llena de ciertos vacíos. Los vacíos que dejaron los planes de infraestructura que el gobierno de Hugo Chávez iba a concretar de la mano de Odebrecht. Nunca se hicieron, pero a diferencia de otros países donde las argucias de la empresa brasileña llevaron a purgas de la respectiva clase política, en Venezuela eso apenas ha sido investigado. Reportajes periodísticos indican la más que probable razón: hacerlo expondría los beneficios que las elites políticas venezolanas sacaron de todo aquello.
De todas formas, el nombramiento de Benedetti no ha sido confirmada. Esta semana, preguntado al respecto, Petro dijo que "se está evaluando" y que la decisión corresponde a su canciller designado, Álvaro Leyva.