La flexibilización migratoria ha hecho que miles de cubanos lleguen a Managua (al Mercado Oriental) para comprar camisas, pantalones, zapatos y, sobre todo, puré de tomate, que desde octubre escasea y es “vendido a precio de oro” en la isla que le abrió a los conquistadores españoles “las glorias del Nuevo Mundo”, según difundió Americanuestra
El Político
Lo cierto es que el habanero es parte de una legión de cubanos que han inundado el Mercado Oriental, otros centros de compras y supermercados de Managua desde hace más de cuatro meses, a causa de la flexibilización migratoria que el régimen de Daniel Ortega les otorgó el 23 de enero de 2019.
Un dato a considerar es que, aunque los cubanos siempre necesitan visa para aterrizar en Nicaragua, desde enero la isla pasó de la “categoría C” a la “categoría B”. Es decir, el cónsul nicaragüense en La Habana puede otorgar una visa de turista a un antillano sin hacer tantas averiguaciones, y sin esperar la aprobación de la Dirección Nacional de Migración y Extranjería en Managua. Un proceso mucho más expedito que le abre la puerta a los cubanos de forma ágil a otro país sin tantas trabas migratorias. El cubano interesado, solo debe presentar un pasaporte válido, pagar el valor del visado de 30 CUC (peso convertible cubano equivalente a un dólar), un boleto aéreo de ida y vuelta, y listo: a volar hacia Nicaragua.
Por su parte, el Instituto Nicaragüense de Turismo (INTUR) celebró en mayo la llegada masiva de cubanos a la “Nicaragua siempre linda”. “Lo bonito de todo eso es la oportunidad de poder dar a conocer qué ofrece Nicaragua, que tal vez Cuba no tiene gran potencial (…) por ejemplo los volcanes”, dijo Ana Carolina García, directora de promoción y mercadeo del INTUR. “Ellos (cubanos) son amantes de nuestros volcanes, ellos no tienen volcanes… entonces es impresionante para ellos que nosotros tengamos esos volcanes de lava activos y que lo pueden ver muy de cerca”, aseveró la funcionaria.
Desde la flexibilización del visado en enero a mayo de 2019, de acuerdo con el INTUR, al país ingresaron 5000 cubanos frente a los 566 que llegaron en 2018. Un aumento exponencial que se ha visto, ciertamente, en torno a los volcanes de pantalones y camisas que se alzan en los tramos del Mercado Oriental. Los cubanos escalan los picos de ropa en busca de la prenda ideal. Los “turistas” no salen de Managua y concentran sus visitas en los centros de compras. En realidad, se trata del turismo de “las mulas”.
Es de hacer notar que “Las mulas” es un término conocidísimo en la isla. Se refiere a un negocio fructífero y, a la vez, a una forma en que los cubanos sortean el perenne desabastecimiento en el que viven desde el noventa, tras la disolución del bloque de repúblicas soviéticas. “Las mulas” aprovechan países en el que el cubano no requiere visado o las normas migratorias son laxas —como el caso nica— para viajar y comprar todo tipo de productos, que van desde vestimenta, calzado, jabones, enseres del hogar, hasta bebidas en polvo, sopas instantáneas y “estropajos” (pastes). Todos esos productos terminan revendidos en el mercado no regulado de la isla, pero que es tolerado por el régimen que no puede suplir la demanda de abastecimiento.
Otro dato a considerar es que el Gobierno de Ortega ha flexibilizado la entrada de cubanos en plena crisis económica causada por la represión policial y paramilitar, desatada a partir de 2018. El “turismo de las mulas” ha venido a oxigenar un poco el deprimido comercio nacional. Sin embargo, la reciente dinámica cubana en Nicaragua aún no arroja cifras, ni se dimensiona si influirá en paliar la recesión proyectada entre menos 3.5 y 4.5%. Por el momento, las claves están en el Mercado Oriental, tierra de volcanes de pantalones y camisas.
Las fuentes migratorias y aeroportuarias, así como los cubanos que han viajado en más de una ocasión a Managua desde enero de 2019, coinciden en algo: “Los vuelos vienen repletos, pero regresan un poco vacíos”. “En el avión vienen unas 120 personas y se regresa con 40, 30 o 20. Ya saben por qué”, dice el mismo cubano con el que conversamos en Plaza Inter. Al margen del turismo de “las mulas”, muchos cubanos aprovechan las flexibilizaciones migratorias para emigrar de la isla. “Para irse al norte”, que en otras palabras significa Estados Unidos.
¿Será una burbuja por desinflar?
Aunque los comerciantes del Mercado Oriental sienten un ligero alivio, no están convencidos que pueda ser un salvavidas para la deteriorada economía nacional.
Carmen Hilleprandt, presidenta de CCSN., estima que "como es un agente externo, temporal, nos preocupa más bien que el comercio crea que es algo continuo, y que está dinamizando la economía, generando comercio y de repente se desinfle”, argumenta “Preocupa que la gente se llene de inventario y el comerciante vaya a quedar mal. Es como una burbuja. No es la realidad. Más bien nosotros lo que quisiéramos es que hubiera cambios en las políticas tributarias para que realmente se dinamizara la economía del país. Los impuestos están agobiando al comercio y nosotros lo hemos expresado”.
Con información: AmericaNuestra