Con la experiencia de sus propios padres, inmigrantes mexicanos, en mente, el diseñador texano Gonzalo Álvarez ha desarrollado un videojuego que muestra los peligros que encaran las personas quienes diariamente cruzan la frontera entre Estados Unidos y México.
Redacción El Político
Como parte del videojuego "Borders" (Fronteras), los jugadores deben evadir a agentes de la Patrulla Fronteriza fuertemente armados y hacerse con agua para sobrevivir a las altas temperaturas del desierto si quieren conseguir su objetivo de cruzar a Estados Unidos, reseñó EFE.
"Durante las pasadas elecciones se desarrolló un sentimiento xenofóbico y de odio en contra de los inmigrantes, documentados e indocumentados. Por eso comencé a pensar en la idea de personas simulando cruzar la frontera, una forma en que los jugadores pueden ‘ponerse en los zapatos’ de los migrantes", dijo a Efe el joven.
En entrevista vía telefónica, Álvarez indicó que para él era importante que el juego mostrara el punto de vista del inmigrante.
"Mientras crecía, mis padres me contaban historias de lo difícil que fue para ellos cruzar la frontera y llegar a este país en busca del ‘sueño americano’. Me hablaban sobre el ‘mosco’, nombre que los migrantes le dan al helicóptero de la Patrulla Fronteriza que utilizan para buscarlos", explicó.
Una de las características del videojuego es que cada vez que un jugador fracasa en su intento por cruzar la frontera, su "cadáver" queda en el juego.
"Cuando tratan de volver a comenzar el juego van a ver que ahí está su esqueleto. Actualmente tenemos 700 esqueletos de personas que jugaron, trataron de cruzar la frontera y murieron en el intento", dijo el artista texano, quien trabajó en este proyecto durante una semana de intenso trabajo junto con Jon DiGiacomo y Genaro Vallejo Reyes.
Indicó que muchas veces el tema migratorio se centra en la aplicación de las leyes migratorias y mayor seguridad fronteriza, pero no se habla de las miles de personas que han muerto en la frontera entre Estados Unidos y México.
Creado con la estética de los videojuegos clásicos de los años 80, "Borders" sitúa al jugador, vestido de campesino y sombrero de paja, en un ambiente árido y hostil, repleto de objetos que dejan atrás los inmigrantes en su camino, como ropa, mochilas y botas.