La ministra brasileña de Derechos Humanos, Luislinda Dias de Valois Santos, aseguró que la comunidad internacional puede contar con su país en todas las acciones en defensa y promoción de las libertades fundamentales, tras la grave crisis política y económica vivida por Brasil.
"Brasil ha vuelto y está luchando en forma. Tras un difícil proceso político, Brasil está de nuevo en pie, demostrando la fortaleza de sus instituciones, nuestro compromiso con el Estado de derecho y la justicia y, por encima de todo, la naturaleza abierta y democrática de nuestra sociedad y de nuestro sistema político", señaló en la 34 sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
La ministra recalcó que el Gobierno de Michel Temer prosigue con la lucha contra la corrupción "en pleno cumplimiento del debido proceso jurídico y las garantías individuales", y ha hecho del gasto público responsable una norma constitucional.
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Brasil, añadió, ha aplicado un nuevo sistema de seguridad social para garantizar que las futuras generaciones tengan asegurado este derecho "sagrado", y ha hecho frente recientemente a una crisis en sus prisiones, al fenómeno del crimen y la violencia urbana.
"¡Brasil está de vuelta!", exclamó Luislinda Dias de Valois Santos sobre su país, que es de nuevo un miembro del Consejo de Derechos Humanos, al que pidió alzar la voz contra la exclusión y la intolerancia, y a reflexionar sobre una globalización inclusiva que genere "resultados tangibles y positivos sin dejar atrás a nadie".
"La globalización solo puede tener éxito si tenemos un orden internacional estable, si nuestra acción está guiada por las leyes internacionales de derechos humanos y por el sistema internacional de derechos humanos", sostuvo.
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La ministra recalcó que el desafío de todos es asegurar al mundo una visión del futuro que no se olvide de los marginados, de los excluidos y de los vulnerables en los países.
Dijo que aquellos que no tienen empleo deben ver que los gobiernos trabajan con urgencia y responsabilidad para resolver sus problemas, que hay que considerar a la familia en su sentido "más amplio y moderno", y que no puede haber un mundo globalizado sin igualdad de género y una participación activa de la mujer en todos los sectores de la sociedad.
"No podemos concebir el futuro de una globalización sin un mundo libre de discriminación basado en el origen, la raza, el sexo, el color, la edad, la religión, convicciones filosóficas o políticas o prejuicios de cualquier tipo", afirmó.
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La titular de Derechos Humanos de Brasil pidió además que se inicien cuanto antes las negociaciones sobre una declaración de la ONU sobre los derechos de las personas afrodescendientes, y la celebración de una conferencia contra la discriminación racial, la xenofobia y la intolerancia relacionada.
Igualmente mencionó como prioridades la libertad de pensamiento y expresión, y la necesidad de "combinar la globalización con el respeto y la promoción de la dignidad humana", así como la importancia de reforzar la prevención y la lucha contra la tortura, además de la erradicación del trabajo forzoso y de cualquier forma de violencia.
En opinión de la ministra, la educación en derechos humanos es relevante para luchar contra una cada vez mayor intolerancia, y el mundo no puede quedarse de brazos cruzados en cuestiones como las minorías étnicas, los mayores, los jóvenes y los indígenas.
O hay un mundo con derechos humanos que cubran todos los aspectos o "no se merecen este nombre", recalcó, y dijo que en este camino la comunidad "puede contar con Brasil".
Con información de EFE