"Cuando la presidenta me llamó para ser parte de su equipo, de manera expresa me dijo: ‘Donde huela a corrupción, de inmediato cortas'", declara en una entrevista a Efe la nueva ministra de Bienes Nacionales de Chile, Nivia Palma.
"Es muy importante inhibir lo más que podamos las conductas de corrupción (…), debe haber un sistema administrativo y de gestión que impida al máximo la corrupción. Chile todavía tiene mucho que hacer en esta materia", reconoce la ministra, quien asumió el cargo el pasado 19 de octubre.
Y añadió: "Los funcionarios públicos, que entramos a esto por vocación pública, estamos expuestos a ser tentados y, más allá de nuestros propios valores, la sociedad debe premiar las conductas correctas y excluir las incorrectas".
Para la ministra, "una de las cosas más valiosas de las personas es que sean correctas".
"Alguien puede tener una inteligencia brillante y una historia política con una coherencia tremenda, pero, si no es una persona proba, no puede durar ni un segundo trabajando conmigo", asegura.
"Si yo llego a detectar que alguien está en negocios raros -advierte- de inmediato tomaré las medidas para sacarle. No nos podemos permitir ningún elemento de corrupción, porque la propia democracia está en juego".
El Ministerio de Bienes Nacionales es poco visible para la inmensa mayoría de los ciudadanos, "pero son muchos los negocios -por decirlo de alguna manera- que tiene que administrar", explica.
Proyectos de energía, regularización de viviendas, títulos de propiedad, ocupación de tierras ancestrales por parte de los pueblos originarios, "son muchos los temas que hay que abordar con apenas 600 funcionarios", indica.
El 11 de marzo de 2014, el mismo día en que Michelle Bachelet asumía la presidencia de la República, Nivia Palma descubrió una oficina cerrada que contenía cerca de un centenar de expedientes.
"Eran -detalla- propuestas de las empresas privadas para que le otorgáramos terrenos para la generación de energías renovables no convencionales que no habían sido tramitadas".
Según la ministra, "hoy día tenemos una enorme cantidad de proyectos en el norte del país que hacen posible que el 9 % de la energía que usamos sea limpia y para 2050 sea del 70 %".
Lo mismo ocurrió con títulos de propiedad de miles de hectáreas de tierra de los pueblos indígenas, asegura.
El actual Gobierno está cambiando la forma de hacer las cosas en este departamento, que administra un multimillonario patrimonio, y que en muchas ocasiones recurría a la enajenación de sus activos en favor de otro ministerio. "El propio Estado le vendía al Estado".
La consecuencia era que las viviendas de protección social recibían menos subsidio y eran de peor calidad porque se hacían con un menor presupuesto.
"Pero esto se ha acabado, porque ahora las transferencias de terreno son gratuitas", destaca la ministra, convencida de que, "cuando la gestión pública no es oportuna, es una mala respuesta"
Cada año, Bienes Nacionales otorga 10.000 títulos de propiedad de viviendas a familia con escasos recursos. "Le entregamos un pedacito de Chile", dice con orgullo.
Y otra de las tareas importantes que está cumpliendo su departamento es ceder terrenos para construir establecimientos donde los niños que están en riesgo social puedan ser cuidados adecuadamente, y no como ahora, que en muchos casos comparten instalaciones con adolescentes que han tenido problemas con la justicia.
"Este ministerio, a diferencia de otros, le aporta recursos al Estado. Cada vez que entregamos una concesión onerosa (a una empresa), recibimos una cantidad de dinero anual que entregamos a los gobiernos regionales y al Ministerio de Hacienda", explica con orgullo su titular.
Abogada y académica, conocedora de experiencias de administración en países de Europa y América Latina y muchos años de trabajando en áreas de gestión, Nivia Palma (1959, Los Ángeles) es consciente de que "los Estados tienen una estructura un poco burocrática".
"Pero cuando los países enfrentan situaciones de riesgo de corrupción, se agradece que haya tantos controles internos. Lo que se ve como una carga burocrática también es una forma de proteger el patrimonio de todos", recalca.
Por su despacho desfilan alcaldes, intendentes regionales y directores generales. La ministra les escucha, da seguimiento personalmente a todas sus peticiones y siempre les habla claro "porque uno agradece incluso que le digan que no, pero se lo digan a tiempo", sostiene.
"A veces en los ministerios y servicios se instala como práctica institucional la dilación, y la verdad es que termina siendo muy mal negocio para el prestigio de la institución", reconoce.
Con información de: EFE