Las renuncias y la migración en las empresas formales igualmente, mientras que quienes aún se mantienen como trabajadores han tenido que recurrir a segundas y terceras opciones laborales en paralelo para poder sobrevivir a la crisis económica. Ese es el contexto en el que los venezolanos conmemorarán este martes, 1 de mayo, el Día del Trabajador, reseñado por Correo del Caroní.
El Político
En un contexto donde la crisis económica venezolana ha destruido el poder adquisitivo de los venezolanos además de deteriorar el valor del trabajo, hace más lejana la logro del ideal de trabajo decente.
Nicolás Maduro anunció que un trabjador venezolano recibirá un salario mínimo de 1 millón de bolívares más un bono de alimentación de 1.555.500 bolívares. La suma de 2.555.500 bolívares al mes, que equivale aproximadamente al 3,3% de la canasta básica familiar, que en marzo superó los Bs. 75,4 millones. Observando inéditamente que el ingreso mensual no alcanza para cubrir ni un kilo de carne o un kilo leche en polvo, por ejemplo.
Por parte del abogado y director de Fundatrabajo, Eleuterio Benítez, asegura que “A ningún trabajador le sirve trabajar porque no le alcanza ni para pagar el pasaje; eso afecta tanto al empleado como al empresario”, además recalcó que “existe una crisis profunda del trabajo y la producción en Venezuela”.
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Como han alertado Benítez y otros expertos en el sector laboral, la ocupación no garantiza que el trabajo reúna las características del trabajo decente que, de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), es aquel que “busca expresar lo que debería ser, en el mundo globalizado, un buen trabajo o un empleo digno”.
El director regional adjunto de la Oficina de la OIT para América Latina y el Caribe, Virgilio Levaggi, indica en un artículo publicado en la web de la organización, “el trabajo que dignifica y permite el desarrollo de las propias capacidades no es cualquier trabajo; no es decente el trabajo que se realiza sin respeto a los principios y derechos laborales fundamentales, ni el que no permite un ingreso justo y proporcional al esfuerzo realizado, sin discriminación de género o de cualquier otro tipo, ni el que se lleva a cabo sin protección social, ni aquel que excluye el diálogo social y el tripartismo”.
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Por su parte, el apartado de Empleo de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi 2017) refiere al mercado laboral venezolano crecidamente intervenido por el Estado; con excesivas prohibiciones a la libertad empresarial; inseguridad jurídica y desestímulo a la inversión; presiones contra la autonomía sindical y desviaciones sutiles en las relaciones laborales; fuertemente impactado por la depresión económica y la hiperinflación.
También, Encovi advierte en el estudio reciente que el trabajo formal asalariado pierde importancia como principal fuente de ingresos. “Los beneficios laborales pierden sentido y atractivo”, mientras que la depresión y la hiperinflación impulsan al venezolano a “sobreemplearse de diferentes formas a través de la informalidad para poder alimentarse”.
“La crisis económica ha acabado con los empleos formales. Nadie que trabaje en un empleo formal ganando salario mínimo puede vivir de eso, por eso vemos muchos avisos buscando trabajadores, profesores, etc. Antes te permitía satisfacer tus necesidades y adquirir una vivienda, incluso, y hasta vehículos. Eso no es posible hoy. Si bien hay cambios en el futuro del trabajo, el caso venezolano es distinto”, sostuvo Benítez.
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Las perspectivas son sombrías, no se ve solución en lo inmediato, y lo que puede hacerse mañana es ver cómo se responde a eso. De esta forma, hay quienes dicen que las condiciones son difíciles, sin embargo en los trabajadores siempre está la posibilidad de seguir luchando para su día a día.
Según cifras del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) el venezolano trata de sobrevivir; ocurre con el mismo bachaquero, gente que fue llevada a esa situación para sobrevivir vendiendo algún alimento. La crisis está llevando a mucha gente a emprender, formas de cómo generarse ingresos paralelos al trabajo formal, muchas veces superiores. Así sobrevive el trabajador venezolano, con tres o más empleos. Es la forma que han venido adoptando, porque los sueldos y salarios son insignificantes.
Con información: CorreodelCaroní