Portugal se preguntaba este martes cuáles fueron las causas profundas del mortífero incendio que ha dejado ya 64 muertos y contra el que seguían luchando miles de bomberos, que suscita dudas sobre la gestión de los bosques y las carreteras.
Mientras que protección civil esperaba controlar hacia el final de la mañana el incendio que devasta desde el sábado la región de Pedrogao Grande, el fuego ganó fuerza cerca de algunos pueblos del norte de la zona, de donde emanaban espesas humaredas.
La polémica creció en torno a la situación de la carretera nacional 236, en la que 47 personas murieron el sábado, 30 de las cuales atrapadas en sus vehículos, rodeadas por el fuego. Entre estas, muchas familias que volvían de bañarse en un río.
El primer ministro, Antonio Costa, exigió "aclaraciones rápidas" a la gendarmería, cuya actuación gestionan los rescatados.
Una superviviente contó a la televisión que los gendarmes habían dirigido a una parte de las personas que huían hacia un eje tomado por las llamas, mientras que ellas intentaban llegar a la carretera IC8, una vía rápida cercana.
"Cuando llegamos al nivel de la IC8, los militares no nos dejaron pasar. Como nos pidieron que continuáramos nuestro camino [hacia la carretera 236], pensamos que la carretera estaría fuera de peligro, pero no lo estaba", declaró Maria de Fatima.
Los gendarmes tendrán que explicar "porqué la carretera nacional 236 no fue cerrada a la circulación" pero también si "las autoridades competentes" indicaron que esta vía "era una alternativa a la carretera IC8″, que estaba cerrada, según una circular firmada por el jefe del gobierno.