Deportes y derechos humanos es una buena combinación. Sin embargo, muchos países, con la complacencia de los organismos deportivos internacionales, pisotean los derechos humanos, escudándose en la organización de eventos deportivos.
El Político
Esta manera de "lavar" al régimen ante el mundo, organizando eventos deportivos de cierta o gran magnitud, se le conoce como "lavado deportivo" o "sportwashing".
Para Amnistía Internacional (AI), es una práctica de países o empresas. que pueden usar el patrocinio deportivo para mejorar su reputación.
"Una estrategia por la cual algunos de los gobiernos que menos respetan los derechos humanos buscan limpiar su imagen dentro, pero sobre todo fuera de sus fronteras, a través de su vinculación con el deporte”.
Países, empresas y deportistas
Un trabajo publicado por el portal español www.newtral.es, afirma que la práctica de esta infamia la usan tambien los propios deportistas, como ocurre con el caso del futbolista Lionel Messi y su condena por tres delitos contra Hacienda, o con el de Mason Greenwood, que «le apartaron del Manchester United por violencia de género.
"Sin embargo todos callan lo de Cristiano Ronaldo, que juega en el mismo equipo y pagó para silenciar acusaciones de violación".
Jordi Colomé, coordinador del Máster en Comunicaciones Deportivas Blanquerna, asegura que "usan el deporte y la parte de sentimiento para que se les perdonen cosas que de otras formas no se les perdonarían”.
Sportswashing y Catar FIFA-2022
Las organizaciones de DDHH han alertado que, con el fin de las restricciones derivadas de la pandemia de COVID-19, 2022 podría pasar a la historia como el año del sportswashing.
Y es justo, Catar, el pequeño país del Golfo Pérsico, uno de los protagonistas con la celebración de la Copa Mundial de Fútbol 2022.
“En el transcurso de un período de 12 meses, países como China, Catar y Arabia Saudí, todos ellos criticados por violaciones de derechos humanos, utilizarán eventos deportivos de prestigio para pulir su imagen pública en un escenario internacional”, apuntaba The Guardian en un artículo al inicio de la temporada.
“Incluso se ha cambiado la fecha histórica del mundial, que siempre era en verano, se han alterado las ligas de todos los países solo para hacer el mundial en Catar”, añade Colomé.
Las armas publicitarias empleadas por este Estado son “muy poderosas”, dice Colomé.
“Tenemos a Pep Guardiola y a Xavi Hernández diciendo que allí ‘se vive bien’, que se respetan los derechos de las mujeres y que la gente tendría que ir a verlo”. Una estrategia propagandística que ya tiene años de recorrido.
“El cambio más radical fue el paso de leer ‘UNICEF’ a ‘Qatar’ en la camiseta del F. C. Barcelona.
Ahora también vemos ‘Fly Emirates’ en la del Real Madrid C. F. Así, asistimos a la normalización de lo que ocurre en estos países”, indica Colomé.
Arabia Saudí ha gastado, al menos, 1,5 mil millones de euros en participar en eventos deportivos internacionales solo durante el año 2021. Campeonatos de ajedrez, golf, tenis o Fórmula 1.
Al mismo tiempo, al menos 6.500 trabajadores han muerto desde que empezaron las obras para la construcción de los estadios e instalaciones de la Copa Mundial de Fútbol de Catar, según The Guardian,
Por su parte, Amnistía Internacional denuncia las condiciones de esclavitud en la que viven los migrantes que llegan hasta el país para trabajar en las obras del mundial.
Argentina 1978: Paradigma del sporstwashing
“Nos usaron para tapar las 30.000 desapariciones. Me siento engañado y asumo mi responsabilidad individual: yo era un boludo que no veía más allá que la pelota”.
Son las palabras de Ricardo Villa, futbolista argentino que jugó en el Mundial de Argentina en 1978.
Mientras Ricardo Villa defendía los colores de su país en el terreno de juego, a muy pocos metros se encontraba uno de los centros de tortura más grandes de la Argentina de Videla.
Los vuelos de la muerte despegaban cargados de detenidos, pero los focos apuntaban al campo y las Madres de la Plaza de Mayo protestaban por sus hijos desaparecidos, los seguían buscando.
Para Víctor Muñiz, autor de Victorias y Derrotas: La historia a través del balón, “el Mundial de Argentina es el paradigma completo de sportswashing.”
“El primer día de comunicados de la dictadura de Videla solo se anunciaron prohibiciones, excepto la de fútbol, se animaba a seguir viéndolo. Luego el ejército se hizo cargo de la organización del Mundial y durante este, se sucede el discurso de Videla, que fue un lavado de cara de Argentina brutal”.
Los propios militares estaban al frente del evento deportivo, incluso cargos acusados de tráfico de armas, organización mafiosa y corrupción llegaron hasta la FIFA, según narra Muñiz en Victoria y derrotas.
Y el pistoletazo de salida de la Copa lo pronunció el propio dictador, en un discurso en el que se dirigió a la nación y al mundo con estas palabras:
“Hoy es un día de júbilo para nuestro país, la nación argentina. Dos circunstancias concurren a ese efecto: la iniciación de un evento deportivo en escala internacional como lo es este Campeonato Mundial de Fútbol 78. Por otro lado, la amistosa visita de miles de mujeres y hombres procedentes de las más diversas regiones de la Tierra que nos honran con su visita con la sola condición de su buena voluntad en un clima de afecto y respeto recíproco".
"En el marco de esta confrontación deportiva caracterizada por su caballerosidad, en el marco de la amistad entre los hombres y los pueblos y bajo el signo de la paz, declaro oficialmente inaugurado este onceavo Campeonato Mundial de Fútbol 78”.
A través de cambios de horarios en los partidos o en los grupos e información que favorecían al equipo albiceleste, Argentina -y Videla- no solo ganaron el mundial aquel año.
“Después del evento se mantuvo tanto el hito deportivo como el reconocimiento internacional del país”, recuerda Muñiz. A pesar de los intentos de boicot y las denuncias públicas, los elementos que orquestó el régimen para limpiar su imagen funcionaron, por lo menos par varios años.
¿Sportswashing o culto a la historia?
Muchas veces, los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936 y el Mundial de Fútbol de Italia de 1934, orquestados por el fascismo de los alemanes Hitler y Goebbels, y por el italiano Mussolini, respectivamente, sirven como ejemplos históricos para hablar de sportswashing.
Sin embargo, Muñiz advierte de que en estos casos hay un matiz en la finalidad del uso de los deportes.
“Yo no entendería estos eventos como sportswashing, hay diferencias entre usar el deporte para blanquear a una persona o dictadura, o hacerlo para rendir culto a la imagen o a la raza aria".
"A Mussolini o a Hitler no les hacía falta limpiar su imagen dañada o denostada”.
Estos dictadores no tenían como objetivo esconder el polvo bajo la alfombra, sino que aprovecharon el deporte para ensalzar la imagen de la raza aria, o para recuperar la imagen y estética de poder del Imperio Romano.
A este respecto, Simon Chadwick explica en Policyforum cómo a veces puede ser borrosa la línea que separa la técnica del sportswashing del ejercicio del softpower (poder blando).
"Mientras que el lavado deportivo conlleva nociones de cinismo y engaño, el poder blando se acepta más ampliamente como una estrategia diplomática legítima centrada en la atracción, el atractivo y la acentuación de un conjunto de valores con los que otros pueden comprometerse”.
“Ya se hacía en la antigua Grecia y en Roma con el ‘Pan y Circo’, con las justas en la Edad Media o con el Calcio fiorentino en Italia”, recuerda Muñiz-
"El deporte se puede reinterpretar como concepto, no de lavado, pero sí de limpieza de la vida pública y ensalzamiento de la figura política”.
Al echar la vista atrás y a pesar de los siglos y deportes de diferencia, para Muñiz la esencia del sportswashing se ha mantenido a día de hoy.
“La base sigue siendo la misma, el blanqueamiento a través de un evento internacional (…) solo que ahora vivimos en la era de la comunicación".
En gran parte, sabemos lo que está sucediendo inmediatamente en esos países. Ahí está la mayor diferencia entre el pasado y el presente, la gran cantidad de información que tenemos”, sentencia.