En medio de la condena de gran parte de la comunidad internacional, el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, aseguró este lunes 27 de mayo que el letal bombardeo que impactó un campamento de personas internamente desplazadas en Rafah, en el extremo sur de Gaza, fue un "trágico error" y prometió una investigación.
El Político
En las últimas horas, aumentó a al menos 45 la cifra de personas muertas, según la última actualización del Ministerio de Salud local. El Ejército de Israel previamente aseguró que se trató de un asalto perpetrado con armas de "alta precisión", dirigido a dos altos mandos de Hamás que fueron asesinados.
El grupo islamista denunció el hecho como una "masacre". Entretanto, la comunidad internacional condena el asalto y la Unión Europea acordó en principio reactivar una misión civil en Rafah.
Al amanecer, este lunes 27 de mayo, sobre el campamento de desplazados en el barrio de Tel Al-Sultan, en el oeste de Rafah, aún salía humo tras las llamas causadas por el bombardeo israelí que golpeó la zona horas antes.
Al menos 45 personas murieron, la gran mayoría mujeres, niños y adultos mayores, según la última actualización del Ministerio de Salud local, que alertó que la cifra de víctimas mortales podría aumentar conforme se rescaten cuerpos de los escombros. Además, algunos de los heridos enfrentan graves quemaduras.
En las últimas horas, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, aseguró que el asalto no tenía como objetivo causar víctimas civiles y sostuvo que el hecho está siendo investigado.
"En Rafah, ya evacuamos alrededor de un millón de residentes no combatientes y, a pesar de nuestro máximo esfuerzo para no dañar a los no combatientes, desafortunadamente algo salió trágicamente mal (…) Estamos investigando el incidente y sacaremos conclusiones, porque esa es nuestra política", señaló Netanyahu en un discurso ante el Parlamento, que fue interrumpido por gritos de los legisladores de la oposición.
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