Una vez más Benjamín Netanyahu vuelve al poder en Israel y esta vez sus pretensiones bélicas y expansionistas son claras: Los asentamientos en Cisjordania deben ser parte del Estado judío.
El Político
Benjamin Netanyahu por tercera vez vuelve a ser Primer Ministro. Y su prioridad es la de legalizar decenas de puestos de avanzada construidos ilegalmente en Cisjordania, y anexarse el territorio ocupado como parte del acuerdo de coalición con aliados ultranacionalistas.
¿Por qué?
Los acuerdos de coalición también incluyeron un lenguaje que respalda la discriminación contra las personas LGBTQ por motivos religiosos, reformas judiciales polémicas y generosos estipendios para hombres ultraortodoxos que prefieren estudiar en lugar de trabajar.
Dicho acuerdo avisora un período gubernamental muy tormentoso, tomando en cuenta un afianzamiento de Netanyahu a la derecha, además del apoyo religioso radical judío, lo que seguramente traerá desencuentros y problemas, no solo con los electores israelíes, sino con sus potenciales aliados como EEUU y varios países árabes.
Sin dejar de lado, el aumento de las tensiones con sus vecinos palestinos, quienes rechazan de plano el avance y desarrollo de asentamientos en todas partes de la tierra de Israel, incluidas “Judea y Samaria”, los nombres bíblicos de Cisjordania.
Israel capturó Cisjordania en 1967 junto con la Franja de Gaza y el este de Jerusalén, territorio que los palestinos buscan para un futuro Estado. Israel ha construido decenas de asentamientos judíos que albergan a unos 500.000 israelíes que viven junto a unos 2,5 millones de palestinos.
La mayor parte de la comunidad internacional considera que los asentamientos israelíes en Cisjordania son ilegales y un obstáculo para la paz con los palestinos.