Al igual que muchos otros habitantes de esa empobrecida región del sur de México, Joaquín Ramírez, agricultor de maíz, emitió su voto con entusiasmo en las elecciones presidenciales del año pasado a favor de Andrés Manuel López Obrador, según un trabajo del New York Times.
Por Redacción El Político
No obstante, a menos de cinco meses del gobierno de López Obrador, la visión que tiene Ramírez del presidente ha comenzado a deteriorarse.
Según comentó, eso se debe a las decenas de miles de migrantes de Centroamérica y otros lugares que en meses recientes han hecho paradas en su pequeña ciudad durante su camino a la frontera con Estados Unidos, agotando los recursos del gobierno y la paciencia de los habitantes.
“Por tratar de hacer un bien, ha hecho mucho daño”, afirmó Ramírez en la plaza principal de Mapastepec. “Parece estar más preocupado por ellos que por su propio pueblo”.
El resentimiento se ha agravado a tal punto que en días recientes los funcionarios locales en el poblado vecino de Huixtla trataron de impedir que entraran a la ciudad dos mil migrantes, declarando una situación de emergencia e instruyendo a los residentes para que cerraran sus tiendas y permanecieran dentro de sus hogares.
Desde hace mucho tiempo, las ciudades aquí en el estado de Chiapas, al sur de México, han sido un apeadero habitual en la ruta migratoria de quienes se dirigen hacia el norte; sin embargo, en octubre pasado algo comenzó a cambiar con la llegada de miles de migrantes que viajaban en grupo, en lo que se conoce ahora como una caravana.
En ese momento, Mapastepec extendió la alfombra de bienvenida y los funcionarios locales desplegaron a todo el personal de la ciudad (aproximadamente trescientas personas) para ayudar a alimentar y cuidar a los migrantes, quienes durmieron en la plaza principal, en las aceras circundantes y en cinco albergues temporales.
Algunos residentes aseguran que las caravanas han provocado un incremento de delitos. También han causado preocupación los numerosos enfrentamientos entre migrantes y funcionarios del gobierno en Chiapas, como el intento de bloquear el flujo de migrantes hacia la ciudad de Huixtla.
Pero mientras las caravanas han ocasionado una especie de hartazgo respecto a los migrantes a lo largo del trayecto que siguen en Chiapas, algunos habitantes están comenzando a sentir una antipatía incluso más profunda hacia López Obrador.
Esta semana, la Comisión Nacional para los Derechos Humanos en México criticó al gobierno de López Obrador por la tardanza en procesar las solicitudes de visas y documentos de viaje de los migrantes, pues esos retrasos han contribuido a la sobrepoblación en los albergues para migrantes que son administrados por el Estado.
Fuente: New York Time