Nicolás Maduro Guerra cumplió 30 años y lo celebró por todo lo alto.
El Mundo / El Político
La ocasión lo merecía, pese a la prohibición de fiestas en tiempos de pandemia. Ya no es simplemente un flautista más del Sistema Nacional de Orquestas o el "soldado de Chávez hasta más allá de la vida", como vendía en su cuenta de Twitter en 2013, reportó El Mundo.
El poder de Nicolasito, el joven licenciado en Economía Social de currículum desconocido, se ha extendido profunda y vigorosamente como las raíces de una ceiba caribeña, bajo la sombra y protección del "presidente del pueblo".
El vicepresidente de Formación de la Juventud del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y delegado de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), órgano revolucionario que ha arrebatado sus poderes constitucionales al Parlamento democrático, es mucho más que todo esto: regenta minas de oro y propiedades de coltán en el Arco Minero, custodiadas por guerrilleros colombianos, según la oposición y Estados Unidos; ejerce como enviado especial de su padre a los fastos de Kim Jong-un en Corea del Norte; imparte órdenes a altos mandos militares como si fuera un general civil y se convierte en el principal investigador del caso Odebrecht en Venezuela, sin avanzar un solo centímetro en la búsqueda de responsabilidades pese a ser la segunda gran trama de corrupción después de Brasil.
El hijo del "conductor de victorias" también es muy cercano a la vicepresidenta Delcy Rodríguez, incluso trabajan en la misma oficina. Maduro Jr. también tiene su propio testaferro millonario: Santiago Morón, "asistente de Nicolasito", quien estaría facturando cifras astronómicas en dólares o su equivalente en oro, según las denuncias del antiguo jefe de la policía política.
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Fuente: El Mundo