Más de tres millones de personas han abandonado Venezuela para escapar de la crisis económica y política en la nación caribeña. En Perú hay ya unos 500.000, entre ellos 80.000 niños y adolescentes, algunos de los cuales han viajado solos. Llegan con necesidades físicas, incluso desnutrición crónica, pero también “en una situación de fragilidad emocional muy grande”.
La representante adjunta de UNICEF en Perú, Olga Isaza, ha explicado en una entrevista concedida a Europa Press que la frontera norte de Perú, concretamente la localidad de Tumbes, es uno de los puntos calientes. Las peores escenas se vivieron en vísperas del 31 de octubre, cuando expiró el plazo dado por el Gobierno de Martín Vizcarra para obtener el Permiso Temporal de Permanencia (PTP).
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“Hubo un flujo muy grande de venezolanos tratando de entrar antes de ese día para obtener el PTP”, que les permite vivir y trabajar legalmente en Perú, ha contado Isaza. Miles hicieron cola durante días para cruzar a tiempo, pero muchos no lo consiguieron y han optado por “solicitar refugio” para intentar conseguir un estatus migratorio legal.
Los niños “vienen con bastantes necesidades de salud”. UNICEF ha detectado casos de desnutrición aguda (3,2 por ciento), mientras que la desnutrición crónica se ha disparado al 16,5 por ciento, según un informe reciente sobre el estado de salud de los menores venezolanos llegados a Tumbes. A ello hay que añadir enfermedades diarreicas y respiratorias. “En general, requieren una atención médica inmediata o poco después de su llegada”, ha indicado Isaza.
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“Lo otro muy importante son los espacios amigables para niños, que son lugares donde pueden estar seguros y cuidados mientras los adultos hacen los trámites migratorios y donde se ofrece soporte psicológico, unos primeros auxilios psicológicos para los niños y sus familias, porque vienen en una situación de fragilidad emocional muy grande”, ha añadido.
Isaza ha destacado la importancia de interceptar a los menores venezolanos en la frontera. “Hemos identificado a taxistas que se ubican afuera del puesto fronterizo para ofrecer a las adolescentes transporte gratuito hacia Lima” y “personas que van hasta el puesto fronterizo a ofrecerles trabajos en bares o locales nocturnos. Es evidente que hay un riesgo de trata”, ha sostenido.
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