Se revela otro escándalo de corrupción dentro de la administración de Nicolás Maduro. Rocío del Valle Maneiro, embajadora de la dictadura venezolana en Reino Unido, participó en una trama que desfalcó más de 2.000 millones de dólares.
El Político
El dinero, que le fue robado a la estatal Petróleos de Venezuela S.A. (Pdvsa), llegó a las cuentas bancarias de la diplomática y de personajes como Luis Mariano Rodríguez Cabello, aparente socio de Diego Salazar.
Este último hombre, familiar directo de Rafael Ramírez, ex ministro de Petróleo de Hugo Chávez y ex presidente de Pdvsa, habría amasado una fortuna de 154 millones de dólares, al servir de intermediario entre empresas chinas y la compañía venezolana.
El rol de pivote entre inversionistas chinos y Petróleos de Venezuela también fue jugado por la embajadora, quien, según Unidad de Inteligencia Financiera de Andorra (Uifand), estafó hasta nueve millones de dólares.
El modus operandi, ha explicado la Uifand, consistía en cobrar coimas a corporaciones extranjeras, principalmente chinas, para que éstas tuviesen acceso a lucrativos contratos con la estatal petrolera de la República Bolivariana.
Los actos corruptos se registraron entre 2007 y 2012, justo cuando Rocío del Valle Maneiro tenía plenos poderes como embajadora de Venezuela en China. Tras dejar ese cargo, en 2013, el chavismo la reubicó en Londres.
La mujer mantuvo sus fondos resguardados en la Banca Privada de Andorra (BPA), un pequeño principado que se localiza en Europa, entre España y Francia.
Allí el denominado “secreto bancario”, que impide a las instituciones financieras revelar detalles acerca de sus clientes o de sus transacciones, permaneció vigente hasta 2017.
Antes de que el dinero cobrado por la diplomática parara en sus cuentas en la BPA, los fondos eran girados a nombre de Valden Overseas S.A., una empresa fachada con sede en Panamá, pilotada por Rocío del Valle Maneiro y por su hijo, Juan Páez Maneiro.
Esa corporación fue contratada, por espacio de dos años, por la compañía instrumental High Advisory and Consulting S.A., que también tenía oficinas centrales en Panamá y que perteneció a Luis Mariano Rodríguez Cabello.
Ambas firmas, que sólo existieron en el papel, se dedicaban a “asesorar” a empresas chinas que pensaban realizar negocios con Petróleos de Venezuela S.A.