El príncipe heredero Maha Vajiralongkorn estaba en Alemania cuando su secretario en el Palacio le anunció que su padre, el rey Bhumibol de Tailandia había muerto a los 88 años tras un reinado absolutista de 70 años.
El luto oficial durara todo un año. Los funcionarios estará obligados a vestir de negro.
La sucesión será la prueba de si es sostenible una monarquía que impide, bloquea y prohíbe cualquier crítica pública. El príncipe es el segundo hijo del rey, estudió en Bangkok y terminó su educación en el Reino Unido y Australia.
A partir de ahora todo va a ser diferente en la figura real: el nuevo rey es un personaje discutido, sus extravagancias son las propias de un magnate.
No ha buscado mucho tiempo para su reflexión personal: se casó tres veces y tiene 7 hijos. El 3 de enero, 1977 se caso con su prima hermana por parte de madre, la princesa Soamsavali Kitiiakara. La pareja tuvo una hija y se separaron al año siguiente.
Como es tradicional en las monarquías pasó por todas lar armas del ejécito, estudió en la escuela militar tailandesa y complementó su aprendizaje en Estados Unidos, Gran Bretaá y Canada hasta optener el título de piloto de combate.
En febrero de, de 2001 Vagiralong Korn, se casó por tercera vez. Esta vez escogió a una empleada de palacio que estaba a su servicio desde 1992. El fallecido monarca, Rama IX, era el único rey que ha conocido la mayoría de los tailandeses.
La propaganda hizo que lo consideraran como un ser casi divino, símbolo de unidad y guía de la nación. Sustituir a una figura semejante requerirá del príncipe la voluntad de representación que ello implica.
El príncipe Maha Vajiralongkorn tiene un margen de maniobra constreñido por la voluntad y presencia de las Fuerzas Armadas en la política y en la economía. Es un auténtico y vigilante “Partido Militar” equivalente a los ejercitos golpistas de la América Latina del siglo pasado. Además y como elemento presente día a día, una arraigada corrupción irriga toda la administración del Estado.
La Casa Real tailandesa tiene una enorme fuerza simbólica y entre la población, un patrimonio de influencia que ahora el nuevo rey deberá gestionar.
Con Información de EuroNews