El presidente Barack Obama, en sus últimos días en la Casa Blanca, debe transferir a los prisioneros de la cárcel en la base de Guantánamo autorizados a salir, señala hoy un editorial del diario The New York Times.
Las más recientes declaraciones del presidente electo, Donald Trump, sobre esa penitenciaría están en correspondencia con su promesa errónea de mantenerla abierta e incluso ampliarla, pero a la vez muestran que está ajeno a los riesgos y costos que esas medidas conllevan, añade el rotativo.
Esta determinación de Trump hace que Obama no deba escatimar esfuerzos para trasladar a los 18 detenidos autorizados a viajar a las naciones que estuvieron de acuerdo en recibirlos.
Según el cotidiano neoyorquino, esto dejaría la población penal allí en unos 40 reos, de los 780 hombres que hubo cuando la cárcel comenzó a funcionar tras los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.
De los reclusos que quedan, tres fueron declarados culpables en las cortes militares y otros siete tienen cargos pendientes; 26 son calificados de demasiado peligrosos como para ser liberados.
Funcionarios del Gobierno, empero, aseguran que es casi imposible procesarlos, debido a que estuvieron presos sin juicio durante años e incluso fueron torturados.
El Times refiere la necesidad de reevaluar este criterio, pues el hecho de mantener esos detenidos en la instalación para siempre resulta insostenible para una nación que dice adherirse al estado de derecho, además de que una medida de ese tipo solo puede estimular las acciones de grupos extremistas en todo el mundo contra Estados Unidos.
Desde 2009 Obama prometió cerrar la cárcel en Guantánamo, pero los republicanos hicieron lo imposible para impedirlo, se opusieron a la idea de procesar a los reos en tribunales federales y bloquearon un plan para trasladarlos a centros penitenciarios en territorio continental norteamericano.
A pesar de que Obama no cumplió su objetivo, al menos logró reducir el número de detenidos, y ahora solo quedan allí 59, de un total de 242 que permanecían en la instalación cuando el actual jefe de la Oficina Oval asumió su cargo.
Desde enero de 2002 bajo la administración de George W. Bush, Estados Unidos mantiene un centro de internamiento en ese enclave militar ubicado en territorio cubano contra la voluntad del Gobierno y pueblo de la isla caribeña.
Con información de Prensa Latina