El Presidente de Nicaragua Daniel Ortega asumió por cuarta vez el poder en su país y a su investidura, no faltaron algunos miembros de la jerarquía católica, pero no toda, solo aquellos sacerdotes que con su silencio frente los desmanes del gobierno, al menos logran asegurarse su misión católica. "El panorama dentro de Nicaragua pinta de dos formas : O plegarse completamente al poder, como se ve en algunas actitudes de obispos y sacerdotes que son afectos al gobierno; o continuar con una línea profética de denuncia de lo que está sucediendo en el país", dijo a El Político Israel González Espinoza, periodista especialista en noticias de Religión y Fe en Nicaragua.
Por Luisiana Ríos P./El Político
Pregunta: ¿Continúa dividida la jerarquía eclesiástica en Nicaragua en cuanto a su visión política del país?
Respuesta: Sí, la jerarquía católica nicaragüense continúa evidentemente dividida sobre como observar e interpretar la realidad. Tenemos, en éste sentido, dos corrientes a lo interno de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN). La primera considera que es necesario entenderse con el gobierno de Daniel Ortega para que la Iglesia pueda seguir haciendo su trabajo pastoral y la segunda considera que es necesario ponerse del lado de los pobres y del pueblo, hacer de la Iglesia una entidad en favor de la libertad, democracia, los derechos humanos y la opción preferencial por los pobres.
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P: ¿Quiénes apoyan al Presidente Daniel Ortega?
R: Entre quienes se entienden con el gobierno, hay que destacar la designación del Papa Francisco en el 2014, de Leopoldo Brenes, arzobispo de Managua, como cardenal de la Iglesia Católica. No fue sino hasta la ascensión al cardenalato de Brenes, que el gobierno de Ortega realizó una reunión con los Obispos de Nicaragua (era el primer encuentro Obispos-Gobierno en casi 7 años). El Arzobispo en efecto, es visto como un obispo dialogante y moderado que no le gusta la política, ni involucrarse directamente en las problemáticas del país. Cabe señalar que desde que Brenes es cardenal, lo sigue una batería de periodistas de medios de comunicación oficialistas a cada visita pastoral, así también cuenta con un escolta policial. Dentro de ésta línea, además de Brenes, están Bosco Vivas Robelo (obispo de León) y René Sándigo Jirón (obispo de Chontales). El segundo factor (dentro de esa primera línea) es la cercanía del nuncio apostólico Fortunatus Kwachuckwú con el gobierno de Ortega. A lo interno de la Iglesia, el nuncio es visto como el artífice de la "reconciliación" que ha experimentado algunos obispos nicaragüenses con el gobierno de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo.
P: ¿ Quiénes mantienen distancia del gobierno de Nicaragua?
R: Ahí están los obispos que han expresado sin temor los desmanes de la administración de Daniel Ortega, los atropellos a los derechos humanos, la libertad de expresión, el acaparamiento del Estado en favor de una familia y sus allegados, etc. En ésta línea encuentras a obispos como el obispo auxiliar de Managua, Silvio José Báez Ortega, a Rolando Álvarez Lagos (obispo de Matagalpa), a Jorge Solórzano Pérez (obispo de Granada), a Juan Abelardo Mata (obispo de Estelí) y Carlos Enrique Herrera (obispo de Jinotega).
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P: Por qué dices que los obispos de Nicaragua están en una encrucijada ?
R: Sí. Los Obispos están en una encrucijada. Lo he dicho recientemente. El panorama dentro de Nicaragua pinta de dos formas a la Iglesia: O plegarse completamente al poder, como se ve en algunas actitudes de obispos y sacerdotes que son afectos al gobierno; o continuar con una línea profética de denuncia de lo que está sucediendo en el país.
En Nicaragua ya tenemos pésimos precedentes que nos indican que los "matrimonios" entre el Estado y la Iglesia terminan mal. Lo vimos cuando la Iglesia nicaragüense, antes del Concilio Vaticano II enmudecía ante las violaciones de los derechos humanos que cometía la dictadura de la familia Somoza. El mismo padre-fundador de la dictadura, Anastasio Somoza García (1896-1956) fue enterrado con "honores de príncipe de la Iglesia". También lo vimos en la triste mutación política que tuvo el arzobispo emérito de Managua, Miguel Obando y Bravo. En los ochentas fue un acérrimo enemigo de la Revolución Sandinista y hoy es un aliado del presidente Ortega, quién el año pasado lo designó como "prócer nacional de la paz y la reconciliación".
P: Tiene una lectura especial que hayan asistido y se hayan ausentado ciertos líderes religiosos a la investidura de Ortega en el día de hoy?
R: Claro que sí, por un lado, vemos de nuevo el factor de la división a lo interno del Episcopado. Por otro lado, es importante ver que la Santa Sede (con quién Nicaragua tiene relaciones diplomáticas) ha delegado a un "enviado especial" para asistir a la investidura de Daniel Ortega y su esposa. El enviado especial es el nuncio apostólico en El Salvador León Kalenga, quién junto al Nuncio Apostólico de Nicaragua, Fortunatus Kwachuckwú representaron al Papa en la toma de posesión. Esto no quiere decir necesariamente que el Vaticano está avalando a Ortega, pero sin duda es algo que usarán los medios de comunicación oficialistas de Nicaragua para inyectarle esa impresión de "legitimidad" al nuevo gobierno. Si hay algo con lo que debemos ser claros, es que una verdadera democracia no es legitimada por la Iglesia, o por las delegaciones diplomáticas que asisten a las tomas de posesión. No. La legitimidad de un gobierno, es fruto de la voluntad popular emanada en las urnas.