La eficacia de las vacunas frente a la Covid-19 se ha puesto en duda en diversas ocasiones sin ninguna prueba y se han difundido mentiras sobre sus efectos secundarios o la rapidez con la que se han desarrollado.
El Político
Las mentiras que circulan son de lo más variopinto, como ha sucedido con todo lo que rodea a la Covid-19.
En unos casos están mejor elaborados, mientras que en otros son burdas mentiras, pero al final, la evidencia científica emerge y desmiente esos rumores, reportó Marca.
Ocho mentiras sobre las vacunas
Cuando te vacunan te implantan un chip.
Las vacunas frente al coronavirus provocan esterilidad.
Generan magnetismo y tienen metales pesados.
La vacunación causa calvicie.
No son seguras, se han desarrollado demasiado rápido.
Las vacunas de ARN mensajero modifican el ADN.
La aparición de variantes prueba que no son eficaces.
El 30% de los vacunados morirá en unos meses.
Todas y cada una de las anteriores afirmaciones son falsas y existen numerosas investigaciones científicas que lo prueban.
Según afirma Pablo Barreiro, profesor de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y médico adjunto del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario La Paz, de Madrid, “no hay evidencias de ningún efecto magnético de las vacunas”.
No tienen un imán incorporado que haga que se peguen los tenedores al brazo en el que se ha efectuado el pinchazo.
Vacunas comprobadas científicamente
La única que merecería algo de crédito es la que se refiere a las variantes, en la medida en que las vacunas pueden resultar menos eficaces frente a las modificaciones que experimenta el coronavirus
Pero siguen siendo perfectamente útiles y, de hecho, si se vacunase a casi toda la población mundial y de forma rápida, el virus tendría muchas menos posibilidades de mutar y generar esas nuevas versiones.
Y la que se cae por su propio peso es la última aseveración: ya hay más de 2.400 millones de personas en el mundo con la pauta completa, algunas de ellas llevan casi un año inmunizadas y ese porcentaje de fallecimientos no se ha cumplido; ni por las vacunas, ni por otras causas.
La ciencia, la mejor vacuna
En opinión de Lorenzo Armenteros, portavoz de Covid-19 de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), el índice de vacunación es muy elevado en España gracias a que “la información más valorada ha sido la científica” y la población ha prestado menos atención a los rumores que en otros países, en los que los antivacunas han alcanzado proporciones muy amplias.
Por eso, las teorías conspirativas sobre microchips implantados a través de la vacuna para controlar a la gente apenas han sido creídas.
En lo que se refiere a otros rumores algo menos estrambóticos, como puede ser la afirmación de que las vacunas anti-Covid-19 no son seguras porque apenas se han investigado, Armenteros cree que la gente ha entendido que los procedimientos de aprobación urgente de medicamentos “no significan saltarse controles; lo que se reduce es el tiempo, no los pasos que hay que dar”.
Además, una vez aprobadas las vacunas, las autoridades sanitarias “siguen efectuando pruebas aleatorias continuas” para confirmar su seguridad.