La dura política de Australia contra la inmigración ilegal erosiona los derechos humanos de los sin papeles y es contraria a las leyes internacionales, alertó hoy Naciones Unidas.
El relator especial de la ONU, Francois Crepeau, recriminó el uso de la marina para rechazar a los barcos cargados con inmigrantes que intentan llegar a las costas australianas y la reclusión en centros de detención de los que lo consiguen para solicitar asilo.
Crepeau calificó las leyes que permiten estas políticas como regresivas y advirtió que quedan lejos de los estándares internacionales, al término de una visita de 18 días en Australia y Nauru, país del Pacífico que acoge uno de los centros de detención.
"Algunas de las políticas migratorias de Australia han ido erosionando los derechos humanos de los emigrantes y son contrarias a sus obligaciones humanitarias y hacia los derechos humanos", dijo el relator en un comunicado.
Crepeau elogió a Australia su acogida de 12.000 refugiados sirios y su decisión de aumentar a 18.750 la cuota anual de refugiados que aceptará a partir de 2018, pero cuestionó la dureza contra los que intentan llegar ilegalmente al país.
El relator indicó que la detención debe ser proporcional y utilizada como último recurso, y recomendó que se fije un límite de tiempo tras denunciar que encontró a algunos internos que llevan hasta ocho años recluidos.
También dijo que Australia es responsable por el trato que reciben los inmigrantes que envía a Nauru, donde organizaciones de defensa de los derechos humanos denuncian como "inhumanas" las precarias condiciones de vida en las que viven los internos.
"Australia protestaría vehementemente si sus ciudadanos fueran tratados así en otros países y sobre todo si niños australianos fueran tratados así", dijo Crepeau.
El relator pidió más ayuda legal para los solicitantes de asilo y calificó como buenas noticias el reciente acuerdo para reubicar en Estados Unidos a los internos en los centros de Nauru y la isla papú de Manus.
Australia utiliza desde 2012 estos dos centros para tramitar las solicitudes de asilo de estos inmigrantes a los que, en caso de reconocerles el estatuto de refugiado, reubica en terceros países.
Muchos de estos inmigrantes han huido de conflictos como los de Afganistán, Darfur, Pakistán, Somalia y Siria, y otros han escapado de la discriminación o de la condición de apátridas, como las minorías rohingya de Birmania, o Bidún, de la región del Golfo.
Con información de: EFE