La oficina del enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, enviará mañana las invitaciones al Gobierno sirio y a los grupos de la oposición para participar en una nueva ronda de negociaciones de paz en Ginebra.
"Las invitaciones serán enviadas mañana", confirmó la portavoz del enviado especial, Yara Sharif, quien declinó detallar qué grupos opositores serán convocados a las conversaciones, que se reanudarán el próximo día 20.
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Sólo indicó que De Mistura considera que ese diálogo diplomático será más efectivo si se producen negociaciones directas entre las delegaciones del Gobierno y la oposición, lo cual no ha sucedido en las anteriores rondas organizadas por la ONU.
En el pasado, cada delegación se reunía por separado y el intercambio de declaraciones y posiciones se efectuaba a través del enviado de la ONU, quien actuaba como mediador.
De Mistura pidió, durante una comparecencia ante al Consejo de Seguridad de la ONU, que los países que tienen influencia sobre el Gobierno sirio le convenzan de enviar a Ginebra a delegados con poderes reales y que estén listos para comprometerse con los temas a discutir.
Las negociaciones de paz para Siria buscan poner fin a la guerra civil que ha devastado al país en los últimos seis años, mediante un proceso político conducido por un órgano de gobierno transitorio que siente las bases para una reforma constitucional y elecciones libres.
Sobre la representación de la oposición, De Mistura está a la expectativa del resultado que den las negociaciones que mantienen actualmente distintas entidades opositoras, según indicó su portavoz.
En esas conversaciones participan grupos rebeldes que operan en Siria y miembros de la oposición política en el exilio.
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En los anteriores ciclos la oposición estuvo representada por una plataforma que incluía a grupos opositores internos y en el exterior, y a la que el Gobierno sirio siempre negó credibilidad, acusando incluso a algunos de sus miembros de terroristas.
A las negociaciones de Ginebra preceden las celebradas a principios de febrero en Astaná (Kazajistán), auspiciadas por Irán y Rusia, los principales soportes del régimen sirio, así como por Turquía.
Por primera vez, Estados Unidos actuó prácticamente como observador y no jugó ningún rol clave en esas reuniones.
Con información de EFE