La operación policial que fue presentada las pasadas Navidades como la desarticulación de una célula yihadista en Madrid preparada para atentar de forma inminente ha arrojado suficientes dudas con el paso del tiempo como para que la Audiencia Nacional esté investigando si se trata de un montaje o si los métodos empleados pueden ensombrecer o incluso anular el resultado.
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Dos elementos encendieron las alarmas hace unos días: el hecho de que uno de los principales miembros de la célula -si no el principal y el organizador- es un confidente policial llamado Manuel Rodríguez Mniri alias Lolo o José. Y que el presunto traficante de armas que se reunió con los miembros de la célula y les vendió al menos un cargador, según su propia declaración, es un agente encubierto de la Brigada Provincial de Información de la Policía de Madrid. Según algunas fuentes consultadas, habría además otro agente encubierto del mismo grupo en la misma operación.
Este miércoles ambos prestaron declaración ante el juez Santiago Pedraz y los fiscales Dolores Delgado y Jesús Alonso, y sus explicaciones, entre otras cosas, han provocado que el jueves algunos de los agentes que intervinieron en la operación comparezcan.
El pasado 28 de diciembre, los agentes de la Brigada detuvieron a dos presuntos yihadistas pertenecientes a un grupo de jóvenes que solía reunirse en un lugar llamado La Cabaña, de quienes dijeron que tenían la "finalidad contrastada de adquirir armamento prohibido y que todo ello los convierte en un riesgo excepcionalmente alto para la seguridad de las personas". Se les atribuyó la posesión de un kalashnikov entre otras armas o piezas de armas, y se les incautaron vídeos de "contenido inequívocamente yihadista" que justificarían un delito de apología o enaltecimiento del terrorismo, e incluso de "autoadoctrinamiento".
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Con información de El Mundo de España