Fernando Nunez-Noda, director de El Político
Los resultados son claros, la oposición perdió monumentalmente. Más allá del ventajismo y la corrupción sistémica del CNE, la coalición que compitió electoralmente no logró aglutinar más de 41% de votantes, cantidad insuficiente para derrotar a un electorado chavista movido por dádivas y comisarios partidistas.
Suele considerarse mejor votar que no hacerlo, pero si se determina que es conveniente una abstención voluntaria y dirigida, ha de ejecutarse por consenso. Si el chavismo es monolítico y tiene todo un ventajismo sistémico a su favor, la oposición no puede ganar sin una oferta diseñada y acordada por el estamento opositor como un todo, o por lo menos por una mayoría clara.
No obstante eso no ocurrió. Hay quejas razonables por las garantías electorales, aunque el periodista Eugenio Martínez, miembro del Consejo de Expertos de Transparencia Electoral, señaló que "lo que ha cambiado un poco en relación con los últimos años son unas nuevas garantías del punto de vista técnico, para el sistema automatizado de votación", sin embargo, opina Martínez, "la clave de esta elección no es cuántas gobernaciones o cuántas alcaldías pueda obtener una fuerza política (sino) que la oposición recupere lo que ha perdido en los últimos tres o cuatro años. Recuperar la conexión con los ciudadanos y recuperar estructuras político-partidistas”.
Por ahí pudo haber algo, pero jamás con menos de la mitad de los votantes, confundidos entre un grupo político llamando al voto y otro des invitándolo. No se trata siquiera de la pertinencia de una u otra opción, sino de la capacidad opositora para llegar a acuerdos únicos, como por ejemplo la coalición opositora de la MUD que ganó las legislativas de 2015.
Por lo tanto…
El "ser o no ser" opositor se concentra en "vamos unidos o no". En el caso que nos ocupa, los partidos no mostraron liderazgo ni disciplina para lograr un consenso de participación, ni qué decir de las relaciones inter partidos; abundaron candidatos autodirigidos, infiltrados, "alacranes", opuestos a la línea partidista, paracaidistas políticos… faltaron acuerdos, alianzas, estrategias y consensos.
Eso demuestra debilidades endógenas y exógenas en las organizaciones opositoras. Hacia dentro, la dificultad para lograr disciplina. Hacia afuera la complejidad y obstáculos para armar coaliciones y fortalecer alianzas.
Sea votando o absteniéndose, solo se ganará al actuar como un solo ente. Y los electores, sedientos de liderazgo efectivo, los seguirán siempre que haya horizontes claros y posibles.