Los ministros de Comercio de la Unión Europea (UE) fueron incapaces de ratificar el tratado de libre comercio con Canadá debido al bloqueo impuesto por una cámara regional de Bélgica.
"La decisión final, si la hay, la tomará el Consejo Europeo" del 20 y 21 de octubre, explicó la comisaria europea del área, Cecilia Malmström, luego de una reunión en Luxemburgo.
La cita tenía como única finalidad reunir el visto bueno de los ministros de Comercio de los 28 Estados miembros de la UE, paso previo para que el pacto pueda ser rubricado durante una cumbre bilateral entre la UE y Canadá, el 27 de octubre, en presencia del primer ministro canadiense, Justin Trudeau.
De no superarse las reticencias belgas hasta el fin de esta semana, la cumbre será anulada.
Negociado a lo largo de siete años y concluido el pasado mes de febrero, el tratado comercial crearía un espacio comercial de 550 millones de habitantes y es considerado como un modelo para las relaciones que la UE pretende establecer con sus demás socios.
El parlamento de la región belga de Valonia, responsable por sólo una quinta parte de las exportaciones del país, rechazó el acuerdo la pasada semana por considerar que no "ofrece suficientes garantías" a los europeos.
El jefe del gobierno regional, Paul Magnette, afirmó que la cámara está dispuesta a cambiar de posición si se incorpora en el texto una cláusula clara sobre los derechos humanos o "verdaderas medidas" para proteger a los agricultores.
Sin el visto bueno de las siete entidades del país -los parlamentos de las tres regiones y de las tres comunidades linguísticas, además del parlamento federal- el gobierno federal belga no tiene poderes jurídicos, ni constitucionales, para ratificar un tratado internacional.
Aunque ha descartado reabrir el texto del acuerdo, Malmström dijo que ha estado "trabajando intensamente" para atender a las preocupaciones de las regiones belgas en la última semana.
Para ello, la Comisión Europea ha propuesto adaptar una declaración conjunta en la que se subraya que el pacto comercial no supondrá ningún obstáculo para el desarrollo sostenible y que no obligará a ninguna entidad a privatizar sus servicios públicos, una opción considerada hasta ahora insuficiente por el gobierno valón.
"Las discusiones continúan. Si no podemos firmar el acuerdo con uno de los países más democráticos del mundo, el resto del mundo se preguntará si somos un socio fiable", advirtió Malmström.
"La buena noticia es que estamos avanzando. Quizás no a velocidad de sprint pero tampoco de maratón", valoró, por su parte, el ministro de Comercio eslovaco, Peter Ziga, cuyo país ejerce la presidencia semestral de la UE.
Con información de EFE