La centralidad que persigue la gestora socialista para arrinconar a Podemos en la extrema izquierda ha hallado una china en el zapato de Javier Fernández: el acuerdo de investidura del PSOE con Manuela Carmena. El papel gregario que ha adoptado el PSOE madrileño respecto a la cada vez más polémica gestión de los populistas en la capital se han convertido en uno de los principales obstáculos para los planes del nuevo PSOE. Fuentes de la nueva dirección socialista reconocen que, de facto, sus compañeros en el Ayuntamiento "hacen seguidismo de las políticas de Podemos", lo que ha desdibujado su papel de oposición y su reconstrucción como alternativa al Gobierno municipal.
Tanto el partido a nivel regional como el grupo parlamentario es un auténtico polvorín, sobre todo tras la salida de Ferraz de Pedro Sánchez. La actual secretaria general madrileña, Sara Hernández, persona afín al anterior líder, se ha convertido en un contrapeso de la Gestora socialista. El exsecretario general se impuso a sus críticos por el control de la formación en Madrid colocando en el anterior congreso a su candidata frente a Juan Segovia, el dirigente con el que los antisanchistas pretendieron erosionar su poder, demostrado con el golpe de mano que supuso la salida de Tomás Gómez de la dirección regional. El presidente de la Gestora socialista posee un perfil concialiador, en las antípodas de las luchas intestinas en el antiguo PSM, donde no se conoce paz orgánica desde los tiempos de José Acosta y Joaquín Leguina.
Los antiguos equilibrios internos que cristalizaron en la política de "mesa camilla" de los años 80 y 90 solo pudieron sostenerse mientras el partido poseía la hegemonía en la izquierda y aun cuando la perdió, continuó siendo la alternativa de poder al PP. Sin embargo, la sangría de votos en las últimas elecciones (en el Ayuntamiento de Madrid el PSOE quedó en tercer lugar, a 270.000 votos de la marca con la que se presentó Iglesias) ha complicado más las cosas. Ni Sara Hernández ni la portavoz municipal Purificación Causapié han logrado, a juicio de un dirigente socialista, "marcar distancias con el equipo de Gobierno lo que ha privado a los socialistas de independencia algo inconcebible para una formación que rechazó formar una coalición".
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A la espera del Congreso
En el entorno de la Gestora socialista se asiste con mucha preocupación a las consecuencias de esta medida y de otras con las que Podemos intenta "contentar a su electorado más ideologizado pero que en absoluto conecta con el votante medio socialista que nunca ha confundido la ideología con la política municipal y ciudadana". Lo cierto es que cualquier decisión para remover ese pacto con los populistas tendrá que esperar a la celebración del Congreso federal y el consiguiente cónclave regional. Por el momento, apuntan en Ferraz, una moción de censura es impensable en la actual situación de interinidad en el PSOE. Sin embargo, sí se demanda desde la nueva dirección un perfil más definido frente al Gobierno de Carmena por parte de los concejales socialistas. Aunque también reconocen las mismas fuentes que «si la situación empeora habrá que tomar medidas».
Tanto Javier Fernández como la presidenta andaluza, Susana Díaz, saben que la recuperación de la plaza madrileña es fundamental para la reconstrucción del PSOE. La caja de resonancia de la capital de España es fundamental para el PSOE. Mientras la gestora observa cómo el PP sigue manteniendo, con el apoyo de Ciudadanos, el feudo madrileño en la Comunidad, sus expectativas están mermando peligrosamente. A diferencia del grupo de Rivera que mantiene sus señas de identidad respecto al Gobierno de Cifuentes, el PSOE se ha desdibujado, a juicio de sus propios dirigentes, en manos de Ahora Madrid.
Con información de: ABC de España