Los países del Consejo de Cooperación del Golfo Pérsico (CCG) acusaron a los rebeldes hutíes del Yemen de haber lanzado un misil balístico en dirección a la ciudad sagrada musulmana de La Meca y lo calificaron de un "acto de provocación contra los sentimientos de los musulmanes".
Según un comunicado difundido hoy, el ataque es "una prueba más de las violaciones cometidas por los hutíes y las fuerzas de su aliado, el expresidente yemení Ali Abdalá) Saleh", así como del rechazo de los rebeldes a la voluntad de la comunidad internacional.
El ministro de exteriores catarí, Mohamed bin Abdelrahman Al Zani, calificó lo ocurrido de "una traición a Alá", además de una amenaza contra la seguridad y la estabilidad de la región.
Según la coalición internacional árabe, encabezada por Arabia Saudí, sus defensas derribaron un misil balístico dirigido a la ciudad santa de La Meca, cuando se encontraba a 65 kilómetros de su objetivo.
Las fuerzas de la coalición precisaron que el misil fue lanzado desde la provincia de Saada y no causó víctimas.
Asimismo, indicaron que las defensas de la alianza respondieron a la agresión y destruyeron el "origen" del disparo, sin dar más detalles.
Estas acusaciones coinciden con el nuevo plan de paz para el Yemen propuesto por la ONU esta semana y que plantea que el presidente, Abdo Rabu Mansur Hadi, entregue el poder a un vicepresidente designado por consenso con los rebeldes.
Según el texto, una vez que las partes en conflicto firmen el acuerdo de paz, el actual vicepresidente, el general Ali al Ahmar, deberá dimitir y Hadi designará a un nuevo vicepresidente de consenso, al que le entregará el poder.
Los rebeldes hutíes y sus aliados tendrán que retirarse de la capital yemení, Saná, para que se forme un Gobierno de unidad nacional con sede en la ciudad.
Con información de EFE